Hace unos años, mientras estaba en una comida, uno de los comensales me dijo de manera lacónica: «Rogelio, tú estás en tu zona de confort» Divertido y curioso le pregunté el por qué de su afirmación; su respuesta fue algo como: dominas tu trabajo y obtienes buenos resultados sin mucho estrés. Algo le respondí y seguimos la charla de la mesa, pero en silencio me dije que si esa era la definición de zona de confort, definitivamente me gustaba, y mucho. El término “zona de confort” siempre me ha causado suspicacia y cuando lo escucho, como en aquella ocasión, lo hago con bastante recelo. Si algo no está roto, ¿por qué repararlo? Vivimos en un mundo laboral que está desbordado y resquebrajado en donde términos como Gran Renuncia o Renuncia Silenciosa llenan las conversaciones. Le pedimos a la gente que descubra su propósito, encuentre su balance y conecte con la misión de su organización. Pero si eventualmente la persona se llega a acercar esto le espetamos: estás en tu zona de confort. La...