Todo estaba preparado para el gran escape, el plan había sido trabajado minuciosamente. El encierro puede perturbar a cualquiera, sobre todo los aislamientos por grandes periodos y con actividades monótonas. Para ellos no era diferente, su reclusión databa de hacía ya mucho tiempo. El calabozo era obscuro y pequeño, estaba recubierto de ásperos maderos y en el había todo tipo de prisioneros que estaban destinados a cumplir trabajos forzados. Algunos de los prisioneros desempeñaban trabajos diurnos y otros tantos los nocturnos. Era casi impensable pretender que los de un turno suplantaran a los del otro, los celadores eran sumamente estrictos en éste tema. Dos de los presos asignados a los trabajos forzados del turno nocturno tenían ya bastante tiempo planeando escapar, lo habían meditado, estudiado y estaban listos para ejecutarlo. Habían llegado a la conclusión que el mejor momento para hacerlo era durante el desempeño de sus trabajos. Sabían que a diferencia de los prisioneros asi...