Una de las preocupaciones más importantes que enfrentamos al imaginar un futuro del trabajo híbrido es el referente a la cultura organizacional. Y la preocupación no es menor, sobre todo en regiones como latinoamérica, donde la cultura de muchas organizaciones se puede resumir en: “todos juntos somos uno”. Esta preocupación es totalmente válida y justificada, la historia de muchas empresas en nuestra cultura se fundó en torno a la unidad y pertenencia, haciendo de la sociabilidad y la solidaridad (es decir, de la alta amigabilidad y el apoyo a los intereses de los miembros de la comunidad o empresa) el fundamento y espíritu de la cultura laboral de nuestra región. El riesgo, a entender de muchos, es que la cultura se fragmente, esto es, se crea un ambiente donde haya un alto respeto por las ideas y los resultados, con mayor enfoque en logros y objetivos, pero con una menor relevancia en las personas. Lo cierto es que todo está cambiando, y no tenemos opción. Debemos reimaginar cómo es