—Hay algo que necesito compartirte, que me dijeron acerca de ti, resulta que… ¡hum! — empezó David a tratar de articular la conversación con Laura.
—Espera un momento, permíteme decir algo antes— dijo Laura con un educado ademán interrumpiendo a su jefe David; éste con verdadera cara de sorpresa la invitó a que continuara —Lo cierto es que no me interesa lo que vas a decirme, y me lo puedes decir, claro, te voy a escuchar atentamente pero no voy a tomarlo mucho en cuenta— dijo con resolución.
—Pero, ¿por qué? — pregunto David con genuina curiosidad y sin rastro alguno de fastidio.
—Lo que pasa— dijo Laura, —Es que si alguien te dijo algo acerca de mi persona, pero no puede sostenerlo frente a mi, es una persona sin arrestos ni valor, y eso, por decir lo menos es cobarde… o al menos su conversación es cobarde.
Este tipo de conversaciones, las conversaciones cobardes, es decir, aquellas conversaciones con información falsa o con medias verdades dichas con el afán de causar perjuicio en la reputación de un colega o compañero de trabajo, no son exclusivas de las redes sociales, donde alguien, detrás de un seudónimo y avatar ficticio, se puede dedicar a tener conversaciones que no sería capaz de sostener frente a la persona con la que interactúa; éstas conversaciones, también se dan en la empresa. Y faltos de valor para pararlas cuando las escuchamos, preferimos llamarlas (eufemisticamente), entre otras, “percepciones”, “radio pasillo” o “plática de cafecito”, para no llamarlas como lo que son, chismes o conversaciones cobardes.
Para el filosofo británico del lenguaje, John L. Austin el lenguaje es realizativo, esto es, el lenguaje tiene la capacidad de convertirse en acción y transformar la realidad. A este respecto del poder transformador del lenguaje, Austin (1975) argumenta que “hay más formas de matar a un gato que ahogarlo en mantequilla” (como indica el proverbio de los años 1600) y una de ellas es a través del lenguaje, esto es, (apunte mío) cuando hacemos del lenguaje un hablar contradictorio, indignante o difamatorio.
¿Cómo afectan este tipo de conversaciones a una organización? Primero y mas importante, quiebra la confianza de un equipo de trabajo; también merma de manera importante la productividad de una empresa, genera acoso laboral (mobbing), falta de compromiso, e incluso riesgos psicosociales a los empleados, tal como gastritis, colitis, estrés o tristeza y, en casos graves, depresión e hipertensión arterial o ansiedad.
El lenguaje es el elemento que permite la convivencia humana, lo que da sentido a nuestros deseos, apetencias, miedos y expectativas; y dado que las organizaciones son por definición redes de conversaciones, a través del tipo de conversaciones que tenemos en nuestra empresa es la manera en la que legitimamos a nuestros compañeros de trabajos (personas, seres íntimos y emocionales, cómo tu y como yo), y nos definimos a nosotros mismos… dime como conversas, y te diré quien eres.
Epílogo.- ¿Un mantra para adoptar? Nunca digas algo que no seas capaz de sostener frente a otras personas, en especial si te estás refiriendo a alguien en particular… y si están hablando de ti, se un poco más como Laura.
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Rogelio Segovia es fundador de Human Leader Contacto: rogelio@humanleader.mx
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