Este es un tema que tenía ya varios días, quizá semanas, acechando mis pensamientos. Y también es un tema que estaba intentando, con muy poco éxito he de decir, de esquivar. Y finalmente sí, también al pensar en este tema, un torrente de emociones se aglomeraban en la boca de mi estómago.
He de confesar que varías veces pensé dejarlo pasar, y cuando decidí escribir al respecto, procrastiné; pero… ¿por qué?, por un lado pareciera que la ética y el egoísmo son dos conceptos totalmente incompatibles, lo cuál no es del todo sorprendente, pero por el otro lado, todo parece indicar que las personas, los hombres, somos naturalmente egoístas.
Richard Dawkins abonó a esta idea definiendo al hombre como una máquina de sobrevivir, un vehículo autómata programado a ciegas con el fin de preservar las egoístas moléculas conocidas con el nombre de genes; antes, Darwin llamó a este egoísmo teoría de la evolución; y todavía más atrás, el pesimista de Hobbes hizo ver que la naturaleza social del hombre es eminentemente artificial.
La ética vino a jugar el papel de muro de contención de ese afán humano por anteponer el interés propio al ajeno, con el consecuente acarreo de prejuicios a los otros, es decir, la ética humana fue una victoria sobre un proceso evolutivo despiadado, a veces ingobernable y cruel (Al-Rodhan, 2019). La teoría de la capa propuesta por Frans de Waal dice que, en esencia, los humanos somos seres egoístas y competitivos, y propone: “araña a un altruista y verás sangrar a un hipócrita”.
¿Por qué traigo a colación todo esto?, creemos (o queremos creer) que las crisis sacan lo mejor de cada uno de nosotros y hace emerger un (ficticio) gen solidario que todos tenemos. Solo echemos un vistazo a los encabezados de las noticias más recientes: “Delincuencia, detrás del robo en oxígeno”; “Venden oxígeno industrial como si fuera medicinal”; “Funcionarios, directivos de empresas privadas y hasta personas del mundo artístico se "han metido a la fila”; “Director de hospital fue separado del cargo por facilitar a sus familiares la aplicación de la vacuna”
Da lo mismo si los actores de estas noticias son políticos, empresarios, ejecutivos o del medio artístico, todos tienen en común que son humanos, personas (como tú y como yo); y al parecer también tienen que son egoístas e inmorales (o no éticos).
Epílogo.- ¿Todo esto suena pesimista, desalentador y sombrío? Por eso el torrente de emociones que se aglomeraban en la boca de mi estómago. Al menos y recientemente, la neurociencia ha descubierto que el ser humano es amoral, esto es, que estamos desprovistos de concepciones o predisposiciones innatas para el bien o el mal. Nuevamente, ¿de qué tenemos que tomar consciencia y hacernos cargo?
_______
Rogelio Segovia es fundador de Human Leader Contacto: rogelio@humanleader.mx
Comentarios
Publicar un comentario