“Quiet quitting” o “renuncia silenciosa”, no se refiere a irse del trabajo, más bien se refiere a medio irse.
El periódico The New York Times intenta dar una explicación al concepto: “Recientemente me enteré de este término llamado 'renunciar en silencio' en el que no renuncias a tu trabajo por completo, pero renuncias a la idea de ir más allá; todavía estás cumpliendo con tus deberes, pero ya no estás suscribiéndote mentalmente a la cultura del ajetreo de que el trabajo tiene que ser nuestra vida”.
Al parecer la falta de propósito del trabajo moderno, y la pandemia, ha llevado a muchos a cuestionar su enfoque de sus trabajos. Pero esto, ¿es ético y moralmente aceptable? Arianna Huffington, fundadora de Thrive Global, piensa que la renuncia silenciosa no se trata sólo de renunciar a un trabajo, es un paso hacia renunciar a la vida, mientras que Kristin Hancock, una profesional de las comunicaciones con sede en Indianápolis cree que renunciar silenciosamente o hacer menos en su trabajo sería frustrante y haría que su trabajo se sintiera aún menos significativo, así que la única opción que ella ve es irse (WSJ, agosto 2022).
Entonces, este término de renuncia silenciosa ¿a qué se refiere?, ¿a 'nadar de muertito en el trabajo' y hacer lo mínimo indispensable?, o quizá, ¿a cumplir tus objetivos de desempeño?; o tal vez ¿a dar el 110% a cambio de pizza y cervezas por trabajar después de horario?
De seguir así empleados, empleadores y organizaciones, ¿a dónde vamos a terminar?
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