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Solo se vive una vez

La felicidad, como apuntamos la semana pasada, tiene que ver con la gratitud, nuestra autorrealización y el significado vital de lo que hacemos y del por qué lo hacemos, o dicho de otra manera, es un constructo o juicio personal de la manera en que entendemos la felicidad como emoción, y la forma en que la vivimos como bienestar, en resumen, la felicidad es una emoción, el bienestar un modo de vida.

El bienestar como modo de vida lo podemos ver desde una perspectiva eudaimónica y otra hedónica (Ryan y Deci, 2001); la primera se asocia al desarrollo personal, autorrealización y plenitud, mientras que la hedónica es la valoración general de la vida, logro del placer y evitación del dolor. Entender esto nos ayuda a llevar a cabo las elecciones personales de vida que incrementen nuestra búsqueda de desarrollo y mejora personal y a la construcción de cualidades positivas.

El bienestar eudaimónico se enfoca a nuestras decisiones y actos a largo plazo y se interesa por los otros desde el altruismo, el dar y la ausencia de egoísmo. El bienestar hedónico por su parte tiene un enfoque hacia uno mismo, aspectos a corto plazo y el placer que se obtiene de las cosas como el sexo, comer o dormir.

A mi juicio el objetivo de las personas, de todos nosotros, es procurar nuestra felicidad y bienestar para encontrar espacios donde podamos florecer en igualdad de condiciones. No podemos supeditar los conceptos de felicidad y bienestar tan solo en el dar, o en su contraparte el recibir; se nos ha educado (reminiscencia de la edad media) bajo el concepto de que “hay mayor alegría en dar que en recibir” y que el el “sufrimiento es el camino a la felicidad”. Esta concepción de la felicidad ha causado que en ocasiones esta emoción sea vista como egoísta o negativa, limitando nuestra plenitud y nuestro florecimiento como personas. 

¿Es malo buscar la felicidad a partir del hedonismo o del eudaimónismo? Desde luego que no, lo que podría llegar a ser malo es la felicidad hedónica en ausencia de la eudaimónica, y viceversa. La felicidad y bienestar, equilibrados a partir de estos dos conceptos, nos conecta con el agradecimiento, la alegría y la celebración. Una felicidad meramente hedonista es de carácter temporal y nos lleva al egoísmo y búsqueda de excitación en todo sentido, y en ausencia de los demás (“aquí importo solo yo”, “vida solo hay una”, “yolo- you only live once” ). Por su parte una felicidad meramente eudaimónica puede hacer que nos olvidemos de nosotros, pero sobre todo que nos perdamos del hoy, del aquí, y del ahora en búsqueda de algo que esta por venir (“seré feliz cuando me gradúe”, “cuando me case…”, “cuando obtenga…”).

El camino a nuestro bienestar esta en el complemento y equilibrio de nuestra vidas, en el cuidar y procurarme en el aquí y en al ahora (hedonía) sin olvidar nuestra autorrealización, plenitud, agradecimiento y  la entrega y trascendencia a través de los otros (eudaimonía).

Epílogo.- Uno de los aspectos que se opone al bienestar es la soledad (Peplay y Perlman, 1982). La soledad es el gran problema de nuestro siglo y principal amenaza de la felicidad.

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Rogelio Segovia es doctorando en Filosofía y Cultura, Coach Ontológico, autor, speaker y  fundador de Human Leader. Contacto: rogelio@humanleader.mx

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