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¿Al menos regresaremos a las oficinas? materialistas vs. emocionalistas

Hasta hace un par de meses, la conversación versaba en torno a si la oficina abierta, esto es espacios colaborativos y compartidos, había muerto para dar paso nuevamente a la idea tradicional de la oficina, es decir espacios con sus cubículos perfectamente alineados de paredes grises y colaboradores aislados de su entorno.

 

Al parecer ya hemos superado esa conversación para centrarnos en una nueva interrogante, ¿al menos regresaremos a las oficinas? Olvidémonos si el regreso es a espacios colaborativos o individuales; o si esas grandes plantas arquitectónicas abiertas se llenarán de mamparas de plexiglás transparente con las áreas de esparcimiento clausuradas por letreros y cintilla amarilla... ¿regresaremos?

 

Depende, depende, y depende. ¿De qué? De a quien le preguntemos.

 

En términos generales los colaboradores no quieren regresar, por lo pronto, a sus oficinas. En un sondeo reciente llevado a cabo por la Universidad Northeastern y publicado por el WSJ, arrojó que el 80% de las personas que están haciendo home office por primera ocasión quieren continuar con esta modalidad al menos 3 días a la semana. De entre las personas que ya hacían teletrabajo en la época pre-pandemia, el 65% por ciento quieren seguir con esta modalidad de tiempo completo, y casi todos coincidieron en continuar de tiempo parcial.

 

Dejemos por un momento las cifras, las encuestas y el sentir de los empleados; y centrémonos en quienes abogan por regresar lo antes posible a las oficinas, ¿qué argumentos esgrimen? Muchos y muy variados, y para tratar de agruparlos, los he dividido en dos: materialistas y emocionalistas.

 

Empecemos por los materialistas, que también podríamos llamarlos practicistas. Sus argumentos son sencillos, pulcros, extremadamente puntuales… y económicos. Tienen que ver con aspectos legales e inmobiliarios, como el hecho de que la mayoría de los contratos de arrendamiento de espacios de oficina tienden a ser de largo plazo, esto es de 5 a 8 años; así como a la falta de regulación (en México) de riesgos laborales y psico-sociales del trabajo remoto. Desde el punto de vista organizacional, los materialistas apuntan la complejidad de ciertas actividades remotas como la capacitación, contratación e integración de nuevos empleados, desarrollo profesional de empleados jóvenes, pero principalmente, mencionan, el regreso es necesario por una aparente baja de productividad laboral (y este ultimo argumento nuevamente nos lleva a la falta de ambientes de confianza y trabajo por objetivos).

 

Por el otro lado tenemos a los emocionalistas cuyos argumentos, igual de validos e importantes que los anteriores, van también enfocados a la baja de la productividad laboral pero por aspectos más holísticos que abordan el desempeño de los trabajadores por cuestiones biológicas, sociales y mentales con una poderosa premisa: La vida organizacional se basa en las relaciones, ya que “los trabajos se componen de tareas; las organizaciones están formadas por relaciones. Y las relaciones requieren interacciones continuas, y a menudo involuntarias”  (Humberd y Latham, 2020) y estas relaciones se basan, arguyen los emocionalistas, en confianza y … proximidad física es fundamental para fomentar relaciones de este tipo.

 

¿Qué me preocupa de todo esto? Dos cosas. Primero que las conclusiones de materialistas y emocionalistas son sumamente frágiles y están basadas en estudios llevados en la época pre-COVID. Creo que algo muy importante debería decirnos el hecho de sacar conclusiones basadas en un mundo pasado; o predecir el futuro a partir de hechos que se dieron en un entorno de tiempo y lugar que ya no existe. Y segundo, y quizá más importante, es la fuerte resistencia al cambio de estos argumentos. Los humanos somos seres emocionales, gregarios y acostumbrados a vivir en sociedad, en comunidad; el aislamiento nos afecta, la soledad nos abate. Eso no significa que no podamos encontrar nuevas maneras de interactuar, de ser productivos y de darnos la mano (virtual) los unos a los otros. Podemos adaptarnos, podemos evolucionar a una nueva época.

 

Epílogo.- “El pasado no puede usarse para predecir el futuro.” Nassim Nicholas Taleb.

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Rogelio Segovia es fundador de Human Leader Contacto: rogelio@humanleader.mx

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