Empecemos por el final: La suerte en el trabajo si existe. La buena suerte laboral la relacionamos con el éxito profesional. Y, el éxito significa tener un montón de dinero. Veamos:
Seguramente hemos escuchado, o incluso lo hemos expresado, que en nuestra carrera profesional hemos tenido, según sea el caso, “buena suerte” o “mala suerte”. Y lo cierto es que así es, nuestra carrera profesional depende única y exclusivamente de la suerte. El problema empieza cuando entendemos la suerte como azar y la atribuimos a acontecimientos resultado de las fuerzas de la casualidad o de lo inexplicable (RAE).
Tal cosa no existe en el mundo del trabajo. La suerte, al menos en este contexto, tenemos que definirla de otra manera. Es decir, la suerte es cuando la preparación y la oportunidad se encuentran.
¿Las oportunidades existen? Por supuesto, pero estas las tenemos que construir. No conozco a ninguna persona que no haya labrado su éxito profesional a partir de un montón de trabajo, esfuerzo, y dedicación. ¿Estaban en el momento y en el lugar correctos? Definitivamente, y eso no fue producto de la casualidad (de manera fortuita o por coincidencia), fue más bien un tema de causalidad (relación de causa y efecto).
El secreto, básicamente, está en el otro elemento de lo que hemos definido como suerte. Y esta, la preparación, no es otra cosa más que método y constancia.
Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de literatura y primer miembro de la Academia Francesa que no ha escrito obras en lengua francesa, declaró alguna vez que él no se considera un escritor con una gran inspiración, sino que se considera un escritor sumamente disciplinado. —¿Cuál es la receta para llegar a ser un buen escritor? —Preguntó Vargas Llosa antes de responderse, —Hay solo una: trabajar, entregarte en cuerpo y alma, con perseverancia, con rigor. Yo sin rutina no soy nada y no encuentro inspiración alguna. —Afirmó.
Pero, ¿y el método? Fácil, es planificación y organización con un enfoque estructurado y estratégico. El propio Vargas Llosa comparte su método: se levanta y hace ejercicios por una hora. Desayuna y lee periódicos. Al promediar las diez de la mañana empieza su trabajo. Escribe hasta las tres de la tarde en que almuerza. Hace la siesta durante 15 minutos y reinicia su trabajo (Tomenota, 2022).
Y esto, ¿es suficiente para tener suerte en nuestra carrera profesional? Depende de lo que cada uno de nosotros entendamos por éxito profesional y por felicidad. Si creemos que la disciplina nos va a llevar a ganar un Nobel, si decidimos ser escritores; o a ser dueños de una escudería de Fórmula 1, si decidimos ser emprendedores… nos vamos a llevar un gran chasco.
El éxito y la felicidad son sensaciones subjetivas, ya sea de placer (satisfacción espiritual o física), o de sentido (alcanzar una meta deseada), que dependen de nuestras creencias, valores y perspectivas individuales. Cada uno de nosotros debemos encontrar nuestro propio equilibrio de lo que es el éxito, teniendo en cuenta nuestros valores y necesidades individuales.
Pero lo cierto es que, si la suerte no la entendemos como el momento en que la preparación y la oportunidad se encuentran, nunca lo vamos a saber, o peor aún, ni siquiera lo vamos a intentar.
Epílogo.— Entendemos que tenemos suerte en el trabajo cuando tenemos éxito laboral. Y el éxito laboral casi siempre lo relacionamos con el dinero. Entonces, ¿el dinero da la felicidad? Al menos Daniel Kahneman, Nobel de economía, defiende que sí, que el dinero compra la felicidad… siempre y cuando la persona ya disfrute de un cierto nivel básico de felicidad. Pero (siempre hay un pero) a partir de cierto punto el dinero deja de producir mayor felicidad (cien mil dólares al año para EUA). O dicho de otra forma, si eres rico e infeliz, tener más dinero no te va a ayudar. Entonces, ¿qué es el éxito profesional para ti?
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