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Gobierno vs. Ciudadanos

Normalmente, no suelo abordar en este espacio temas políticos. Las cuestiones políticas suelen ser ambientes complejos y confusos que me provocan un alto nivel de incertidumbre y desesperación. No soy apolítico (nadie en su sano juicio puede definirse de esa manera) solamente soy apartidista, pero me cuesta mucho trabajo entender por qué nuestra clase política no tiene (mi percepción, confieso) interés alguno en la ciudadanía que (des)gobierna.

En estos días estoy leyendo, regalo de cumpleaños de mi hija, el libro En la llanura de las serpientes del norteamericano Paul Theroux. El autor, que ha recorrido el mundo en busca de las historias y los pueblos que dan vida a los lugares que llamamos hogar, se adentró por casi dos años en México. Es una persona que “hace amigos, va a todos lados, aprende español con otros extranjeros, ve cómo hacen mezcal, toma clases de cocina y, sobre todo, aprende y escucha” (Pedro Ángel Palou, El Heraldo). 

En una de las historias narradas en el libro, el señor Theroux conoce a Germán García Martínez, un indígena Zapoteca, en extremo pobre, de San Dionisio Ocotepec, en la Mixteca Alta, Oaxaca. El señor García había sido, algunos años atras, presidente municipal de su pueblo; y en su momento, fue electo a través del método de usos y costumbres (a mano alzada). Como alcalde no recibía remuneración económica alguna. 

Durante su gestión, hizo un gran número de mejoras que antes no existían en el pueblo (drenaje, una clínica, ayuda social, etc.) pero implicó que su negocio de elaboración de huaraches, al no poder atenderlo, quebrara, y por ende, su familia y él se hundieron en una pobreza aún más acuciante. Muchos años después de ser presidente municipal, Germán García hizo un patrimonio suficiente para, en sus palabras, tener suficiente alimento en su mesa.

Cuando don Pablo (como refiere Paul Theroux que lo llamaban en México) le pregunta a don Germán por qué había aceptado el encargo de presidente municipal sin salario y a costa de perder su negocio, este respondió que era por un tema de convicción personal y de beneficio para su comunidad.

Al leer esta historia me quedo pensando, ¿por qué no podemos tener políticos como Germán García Martínez?, ¿Qué hace que la mayoría de los políticos que nos han gobernado solo velen por sus intereses (fama y fortuna) personales antes  que por lo de su comunidad? Es legítimo que todos construyamos un patrimonio como consecuencia de nuestro trabajo, pero no enriquecerse (como a veces pareciera) de manera ilegal. Baste abrir cualquier periódico reciente para corroborar eso.

Por eso no habló (o no hablaba) de política en este espacio (pódcast y artículos de HUMAN LEADER), pero hoy estoy convencido de que como ciudadanos necesitamos involucrarnos en estos temas si queremos provocar algún cambio. En los dos últimos episodios de Café, Notas y Conversaciones, platiqué con Lorenia Canavati, Presidenta del Patronato del Festival Internacional de Santa Lucía y la primera mujer registrada como candidata independiente en la historia de Nuevo León, contendiendo para la alcaldía del municipio de San Pedro Garza García;  y con Khublai Villafuerte, Chief of Staff de Riskop y editorialista de El Norte/Reforma. 

Con Lorenia conversé acerca de cómo la participación activa de la ciudadanía puede influir en la toma de decisiones políticas y en la configuración de nuestras democracias (escuchar aquí); y con Khublai acerca de por qué ni gobierno ni sociedad cuidamos nuestros entornos urbanos y sociales (escuchar aquí).

Después de este par de magníficas charlas tanto con Lorenia, como con  Khublai, (a quienes agradezco su tiempo y generosidad), sigo convencido de que quiero votar por más personas como don Germán García Martínez, indígena Zapoteca de San Dionisio Ocotepec, en la Mixteca Alta, Oaxaca.

Epílogo.—  “De pronto va por ahí, en un auto, un gringo viejo, los ojos sobre la carretera y piensa: México no es un país, México es un mundo, y es demasiado mundo para entenderse, y cada estado es tan distinto en cultura y temperamento y comida, y hasta en su forma de ser mexicano, que es un ejemplo perfecto de thatness, eso. Ese gringo viejo era yo. Conducía rumbo al sur, bajo el sol mexicano, siguiendo una carretera recta y angulada que atravesaba los valles de la Sierra Madre”. (Si quieres leer un poco del libro de don Pablo, “En la llanura de las serpientes” haz clic aquí para acceder al artículo de Cultura UNAM, pero mejor, te lo recomiendo, compra el libro aquí).

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