Gobernar no es fácil.
Mas allá de filias y fobias políticas y de tirios y troyanos, los gobernantes generalmente terminan como el dicho del cuetero: si truena el cohete, le chiflan, si no truena, también le chiflan. Nada en los terrenos de la política es simple y menos cuando acontecen eventos de gran impacto socioeconómico, ya sean previsibles, o no.
En el estado de Nuevo León, México, está sucediendo uno de estos eventos de gran impacto. Desde hace meses la población del estado tiene una crisis de agua. El abasto se hace a deshoras y escalonado, la gente hace filas en la madrugada frente a pipas y tinacos comunitarios; dos de las tres presas, la Boca y Cerro Prieto, están prácticamente secas. Esto es un tema coyuntural con fuertes responsabilidades políticas por falta de una planeación y manejo adecuados. Pero no son las causas que nos orillaron a lo que hoy vivimos los habitantes de este estado a las que me quiero referir, sino a las soluciones que hoy en día se están ejecutando por los tres niveles de gobierno del País
Hace unos días recibí una invitación por parte de la Secretaría de Economía del Estado de Nuevo León para asistir a un evento denominado "Comprometidos por el agua de Nuevo León" donde participarían el Secretario de Gobierno Federal, el Gobernador del Estado de N.L. y otras autoridades federales y estatales. No dudé en asistir, como ciudadano soy tan responsable de hacer, desde mi trinchera, lo que esté en mis manos como cualquier otra persona.
Mis conclusiones, más allá de las reseñas periodísticas que detallan los alcances y pormenores del proyecto que busca aliviar la crisis de abasto de agua del estado, y al que asistieron empresarios, académicos, agricultores y representantes de los tres órganos de gobierno, son:
1) Se puede trabajar a favor de los ciudadanos más allá de identificaciones políticas.
2) Todo proyecto requiere de una buen planeación.
3) Cuando existe compromiso y un objetivo en común, se pueden lograr objetivos en tiempo récord.
4) Los ciudadanos (políticos, empresarios, gobernantes, académicos, empleados, etc.) podemos ponernos de acuerdo.
Me queda claro que esto esto no es mas que el principio, que hay un montonal de cosas que pueden salir mal y que de hecho algunas saldrán mal, y que en general esté será un camino escarpado y por demás complicado, pero finalmente un viaje de mil millas (o un acueducto de 114 kilómetros) comienza con un primer paso”.
Más allá de filias y fobias políticas y de tirios y troyanos: ¿qué tenemos que hacer cada uno de nosotros desde nuestros respectivos roles?
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