El libro me lo había recomendado por primera vez, y hacía ya un par de meses, Manuel Aldrete. Solo le hice una pregunta, ¿es de los libros que se leen en papel o en electrónico? —En papel, definitivamente —me respondió sin mayor explicación. Poco después un par de personas mas me lo recomendaron. «Eventualmente lo leeré» pensé. En otro momento, lo hubiera comprado de forma inmediata sin pensarlo, pero mi torre de libros por leer estaba ya ganando una muy considerable altura. «No es como que el libro se vaya a desaparecer» fue mi razonamiento en aquel momento.
Hace algunas semanas, durante nuestras vacaciones familiares en Ciudad de México decidimos pasar la mañana en Coyoacán, y mientras nos dirigíamos caminando a paso cansino al arbolado Jardín Centenario para comer en alguno de los restaurantes con terraza al aire libre de es plaza, pasamos junto a una librería Gandhi y mi hija Sofía me pidió comprarle un libro. Mientras ella caminaba por entre las hileras de libros me acordé del que Manuel me había recomendado. Cuando lo pedí la vendedora que me atendía me miró con atención y me preguntó, —El libro, ¿es para usted o para regalar?—
—Es Para mí —respondí extrañado y divertido por la pregunta.
—¿En serio?— respondió emocionada y con una gran sonrisa, —Es uno de mis libros favoritos, de hecho hace poco la autora, Irene Vallejo, estuvo aquí en Ciudad de México. Traté de ir, pero no pude. Me hubiese encantado conocerla y que me firmará mi libro— remató.
«Vaya, debe ser realmente un muy buen libro» pensé, pero al mismo tiempo me asaltaron un par de dudas que traté de disipar de inmediato, «¿Y si a mí no me gusta?, ¿y si me estoy creando expectativas muy altas». Antes de retirarme, ya con mi libro y el que mi hija había escogido la vendedora me despidió con una gran sonrisa —Estoy segura que lo disfrutará mucho—
Pues bueno, ayer terminé 'El Infinito en un junco'. Lo que pueda decir es poco y sale sobrando. En internet, redes sociales y prensa se han escrito muchas y muy elogiosas notas. Yo solo quiero mencionar un capítulo; uno pequeño de apenas tres páginas: el ochenta y seis. Ese capítulo es como encontrar un par de hojas intercaladas en un viejo libro; una nota personal de un antiguo dueño de un tomo comprado en algún mercadillo rodante de libros.
No es que esas páginas sean un error de edición o de imprenta, no. Lo que sucede es que es un texto muy personal e íntimo que la autora nos regala de su infancia. Ahí habla del silencio, de la soledad, miedo y golpes que sufría en el colegio por parte de sus compañeros de escuela; agresiones que se convirtieron en "algo rutinario, habitual y poco llamativo". Esas experiencias hicieron que Vallejo se refugiara en libros, autores y novelas. Su rebelión a las agresiones que sufrió en el colegio, según menciona, fue convertirse en escritora.
Casi al final de su libro Irene cita al poeta y viajero Fernando Sanmartín: "El pasado nos define, nos da una identidad, nos empuja al psicoanálisis o al disfraz, a los narcóticos o al misticismo. Los que somos lectores tenemos un pasado dentro de los libros. Para bien o para mal. Porque leímos cosas que hoy nos causan perplejidad, incluso aburrimiento. Pero también leímos páginas que todavía nos provocan entusiasmo o certezas. Un libro siempre es un mensaje".
Gracias, Irene por tu rebelión y por tu mensaje.
Epílogo.- Irene Vallejo, Doctora en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia y ganadora del Premio Nacional de Ensayo 2020, recorre en el ensayo 'El Infinito en un junco' la historia del artefacto que nació hace cinco milenios, cuando los egipcios descubrieron el potencial de un junco al que llamaron “papiro”. Un relato que recopila la historia de los libros mediante una serie de viajes que conectan el mundo clásico de Grecia y Roma con el actual.
---𝚁𝚘𝚐𝚎𝚕𝚒𝚘 𝚂𝚎𝚐𝚘𝚟𝚒𝚊, 𝙳𝚘𝚌𝚝𝚘𝚛 𝚎𝚗 𝙵𝚒𝚕𝚘𝚜𝚘𝚏í𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝙰𝚌𝚎𝚗𝚝𝚞𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚎𝚗 𝙴𝚜𝚝𝚞𝚍𝚒𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝚞𝚕𝚝𝚞𝚛𝚊, 𝚎𝚜 𝚏𝚞𝚗𝚍𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙷𝚞𝚖𝚊𝚗 𝙻𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛, 𝚂𝚘𝚌𝚒𝚘-𝙳𝚒𝚛𝚎𝚌𝚝𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚃𝚑𝚒𝚗𝚔 𝚃𝚊𝚕𝚎𝚗𝚝, 𝙿𝚛𝚘𝚏𝚎𝚜𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙲á𝚝𝚎𝚍𝚛𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝙸𝚃𝙴𝚂𝙼 𝚢 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚒𝚍𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝚘𝚖𝚒𝚜𝚒ó𝚗 𝚍𝚎 𝚁𝚎𝚌𝚞𝚛𝚜𝚘𝚜 𝙷𝚞𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝙾𝙿𝙰𝚁𝙼𝙴𝚇, 𝙽𝚞𝚎𝚟𝚘 𝙻𝚎ó𝚗---
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