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¿Cómo deciden hoy en día los jóvenes su carrera profesional?

Versión comentada por el autor disponible en Spotify y Apple Podcasts

El eterno dilema de los jóvenes, al menos desde que la educación profesional se volvió universal y accesible, es el de qué carrera estudiar. Esta elección representa un momento de particular importancia para el bienestar y desarrollo personal de los individuos, lo que hace que la decisión sea un momento particularmente difícil. ¿Qué hace que este momento sea tan complejo para quien tomará la resolución final? Principalmente el miedo. Miedo al fracaso, a decepcionar a sus padres si se equivoca, y por supuesto y de manera principal, a la decepción propia.

En mis épocas preuniversitarias era común escuchar un “aún no sé” cuando preguntabas a algún compañero acerca de la carrera que estudiarían. Recuerdo algunas historias, en la cual las personas señalaban que habían tomado la decisión de su carrera universitaria estando en la fila de inscripciones: “en esa carrera había poca fila para inscribirse, por eso me formé ahí”, o en ocasiones “mis amigos y amigas tomamos la decisión cuando llegamos a registrarnos”. Desconozco qué tanto de cierto, y que tanto de mito, había en aquellas historias, pero detrás de aquellas anécdotas (¿?) más bien creo que se escondía cierta vulnerabilidad. Temor a reconocer alguna equivocación o temor a que algún adulto sentenciara de manera lacónica: “de eso seguro que te vas a morir de hambre”.

Hoy en día esta decisión es un poco más sencilla, principalmente por los cambios del mercado laboral y de los programas educativos en las universidades. Si exceptuamos aquellas profesiones que para ejercerse requieren una patente como por ejemplo la de los médicos, abogados, contadores, en su mayoría lo que se busca hoy en día por parte de los empleadores son experiencia y competencias laborales, las cuales las puedes adquirir más allá de la carrera profesional que estudiaste. Es decir, no importa que estés en áreas como recursos humanos, marketing o comercial y tengas título de psiquiatra, abogado o ingeniero en sistemas; si dominas el área (por que quizá tus prácticas profesionales fueron en esos departamentos o por que el destino laboral te fue llevando por ese camino) eres bienvenido.

¿Hacia dónde quiero ir? Hace unos días, en mi clase de procesos de gestión de talento del Tec de Monterrey, platiqué con mis alumnos de segundo semestre de la escuela de negocios acerca de cómo los líderes deben desarrollar sus planes de carrera individual (PDI) y co-desarrollar el de sus colaboradores. En conjunto estuvimos creando el PDI de una posición que seleccionamos al azar; el ejercicio fue fructífero y pudimos llevarlo a cabo con relativa facilidad. Ya casi al final de la clase, y sin que fuera parte de la tarea que tenía planeada para esa sesión, les pedí que cada uno elaborara para la siguiente clase su propio plan pensando en “la gran posición, rol o actividad” que consideran coronaría su carrera profesional, es decir, ser CEO, Director de Finanzas, de Recursos Humanos, de Marketing, etc. Les sugerí que para encontrar la información que alimenta el modelo hicieran un poco de minería de datos en LinkedIn, enfocándose en el puesto y empresa con la que sueñan.

La siguiente sesión, un par de días después, dos alumnas comentaron durante la clase que el ejercicio les había hecho pensar la carrera que quieren estudiar y que ahora tenían ciertas dudas de cuál sería la mejor elección y que querían compartirlas conmigo. Dado que en el modelo TEC 21 del ITESM, enfocado en potenciar las habilidades y competencias de los estudiantes para formar a los líderes que como sociedad necesitamos, los alumnos deciden la carrera a estudiar terminando los primeros tres semestres de su carrera universitaria, la conversación como parte de la materia de gestión de talento era por demás oportuna y relevante.

Lo que ellas no esperaban (me imagino) es que más que darles una respuesta, les regalé un montón de preguntas (que seguramente ampliaron su incertidumbre) para que pudieran tomar la mejor decisión. Lo interesante es el “puesto soñado”, el de una de ellas era de especialista y de la otra alumna de generalista, lo que nos permitiría ver el tema desde distintos ángulos.

Para hacer más legible la conversación utilizamos el modelo 9-box (herramienta gráfica que permite a las organizaciones visibilizar el talento actual para tomar decisiones estratégicas sobre desarrollo, retención y promoción entre otros) para que pudieran distinguir el rol de quienes tienen posiciones de especialista y quienes lo tienen de generalista.

La herramienta les permitió visibilizar la manera más óptima de llegar al “puesto objetivo”; la alumna que tiene un enfoque más generalista (directora de RRHH en cualquier organización) concluyó que estudiando una carrera enfocada a recursos humanos su campo laboral se reduce a áreas dentro de esta disciplina; mientras que estudiando una carrera de negocios, y seleccionando materias encauzadas hacía la gestión de personas, ampliaba a futuro el alcance de las áreas donde podría desarrollarse. La otra alumna con un enfoque de especialista (en una empresa productora audiovisual estadounidense) concluyó que las áreas de especialidad que ella no estaba considerando como parte de su educación, eran elementos claves en la ruta de carrera de los ejecutivos que actualmente ocupan dichas posiciones.

Sería presuntuoso (y simplista) decir que salieron con alguna respuesta, pero sí puedo asegurar que salieron con muchas preguntas. Pero sobre todo salieron con la certeza de que las decisiones que tomemos en nuestro PDI (o que ayudemos a tomar a nuestros colaboradores) incide de manera importante en nuestra carrera profesional.

¿Buena suerte o mala suerte en el trabajo? No del todo, sería mejor decir que a lo que llamamos buena o mala suerte laboral depende de cómo vamos conformando (a través de decisiones) nuestro plan de desarrollo individual desde el momento de seleccionar nuestra carrera profesional.

Epílogo.- El hecho de haber terminado hace algunos años nuestros estudios universitarios, e incluso de posgrado, no implica que no podamos quitarnos la etiqueta de especialista (David el de sistemas, Rogelio el abogado) y transitar hacia otros derroteros en nuestro trayecto profesional.

---𝚁𝚘𝚐𝚎𝚕𝚒𝚘 𝚂𝚎𝚐𝚘𝚟𝚒𝚊, 𝙳𝚘𝚌𝚝𝚘𝚛 𝚎𝚗 𝙵𝚒𝚕𝚘𝚜𝚘𝚏í𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝙰𝚌𝚎𝚗𝚝𝚞𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚎𝚗 𝙴𝚜𝚝𝚞𝚍𝚒𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝚞𝚕𝚝𝚞𝚛𝚊, 𝚎𝚜 𝚏𝚞𝚗𝚍𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙷𝚞𝚖𝚊𝚗 𝙻𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛, 𝚂𝚘𝚌𝚒𝚘-𝙳𝚒𝚛𝚎𝚌𝚝𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚃𝚑𝚒𝚗𝚔 𝚃𝚊𝚕𝚎𝚗𝚝, 𝙿𝚛𝚘𝚏𝚎𝚜𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙲á𝚝𝚎𝚍𝚛𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝙸𝚃𝙴𝚂𝙼 𝚢 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚒𝚍𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝚘𝚖𝚒𝚜𝚒ó𝚗 𝚍𝚎 𝚁𝚎𝚌𝚞𝚛𝚜𝚘𝚜 𝙷𝚞𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝙾𝙿𝙰𝚁𝙼𝙴𝚇, 𝙽𝚞𝚎𝚟𝚘 𝙻𝚎ó𝚗---

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