Harari en uno de sus libros (¿Homo deus?) plantea un reto interesante al cuestionar si acaso la felicidad depende realmente de engañarse a uno mismo, en cuyo caso bastaría con alterar los procesos bioquímicos cerebrales. Evidentemente Harari busca llevar mucho (pero mucho) más allá la conversación.
Séneca mencionó que "todos los hombre quieren vivir felizmente. Aspiramos a ser felices y para ello intentamos descubrir qué es". Evidentemente el filósofo, político, orador y escritor romano no tenía la respuesta así que se sacó de la chistera una respuesta de consultor: "cada persona posee una respuesta".
Pero en la época de Séneca (50 d. C.–65 d. C.) no existía la internet, ni mucho menos Google o Wikipedia. Y como San Wikipedia todo lo sabe, la respuesta debería ser, 1957 años después de la muerte de este filósofo (según Wikipedia), fácil...pero al parecer no. La enciclopedia libre, políglota y editada de manera colaborativa menciona que la felicidad es la "emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada"...no nos da, creo yo, una mejor respuesta.
¿Y los viejos filósofos? Sócrates lo visualiza desde el éxito interno al reducir nuestras necesidades “El secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”. Para Platón tiene que ver con la capacidad de conocerse a uno mismo ya que “el hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz”, linea de pensamiento que Aristoteles comparte al señalar que “La felicidad depende de nosotros mismos”. finalmente Buda lo plantea como un viaje: “No hay un camino a la felicidad: la felicidad es el camino.”
No sé que sea la felicidad, pero si hay una definición que me gusta: la de Don Bertrand Rusell, el filósofo, matemático y Premio Nobel de Literatura que perdió a sus padres a la edad de tres años, fue criado por sus abuelos paternos bajo un estricto y represivo control moral y tuvo cuatro matrimonios...de los cuales los tres primeros terminaron en divorcio... bueno, Rusell dedicó su vida a la búsqueda del hombre feliz, al parecer tuvo éxito y no solo eso, compartió su secreto.
El secreto de la felicidad, dice Rusell, es este: que tus intereses sean lo más amplios posible y que tus relaciones a las cosas y personas que te interesan sean, en la medida de lo posible, amistosas y no hostiles».
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