Una de mis principales fobias, (es decir, un temor intenso e irracional hacia una situación, de acuerdo al diccionario) es a las alturas. De hecho, el nombre correcto es acrofobia.
No es miedo a subir a un avión, ni miedo a un elevador panorámico, ni mucho menos a contemplar un imponente paisaje al resguardo de la cara interna del cristal de un rascacielos, es más bien a asomarme por una ventana, un balcón, subir a una azotea, o escalar. Amo hacer ejercicio, correr, practicar yoga, y hacer senderismo... actividades todas donde llevo bien plantados los pies en el suelo.
Pues bien, este domingo decidí retar mi miedo a las alturas y cumplir un (muy) viejo sueño, ascender hasta el pico perico (2,058 msnm) del Cerro de las Mitras, una de las 3 cumbres más altas de Monterrey.
El recorrido al pico perico inicia al pie de la montaña por la cara norte (zona Cumbres). La primer parte del trayecto, poco más de dos horas, es una caminata a través de un sendero angosto con poca inclinación; después de cruzar la ex-mina la voladora llegas al gran chorreadero, un ascenso pronunciado de piedra suelta, y después de algunas desviaciones llegas a la pared en la que hay una serie de cadenas para... escalar algunos tramos verticales.
El sendero inicial es noble y placentero, el gran chorreadero tiene una dificultad media que requiere equilibrio y fuerza en las piernas, y finalmente la zona de las cadenas, seis tramos en total. Un tramo considerado de mayor desafío que requiere de confianza, determinación y desde luego, ausencia de fobia a las alturas. De los seis tramos recorrí los primeros cuatro, dos ascensos cortos casi verticales, un paso sostenido por una cadena (foto); un trecho para subir de ese paso, y dos cadenas finales, que según me comentaron posteriormente, eran relativamente más sencillas.
Al terminar el cuarto tramo me pregunté qué hacía ahí, pero sobre todo empecé a cuestionarme como me iba a bajar. Definitivamente hablarle a mi mamá para que fuera por mí no era una opción (aunque si lo llegué a pensar).
No pude subir las ultimas dos cadenas, ni pude llegar al pico perico para contemplar la ciudad desde esa altura. Probablemente haré otro intento, no lo sé. Simplemente lo intenté y fallé, ¿y saben qué? eso estuvo muy bien. De cualquier manera, la montaña, y las cadenas, seguirán ahí.
Epílogo.- Gracias Coach Estela Chavez por tus instrucciones, consejo, pero sobre todo paciencia y acompañamiento en nuestro malogrado ascenso. Incluso ahora que escribo este texto, mis manos vuelven a sudar.
Un post muy motivador. Si te encanta la escalada y los paseos difíciles por la montaña, este tipo de contenido te encantará. Este tipo de deportes y aficiones de superación son mucho más que ocio en nuestro tiempo libre.
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