El COVID-19, aunado a la crisis económica causada por esta enfermedad, está ampliando a nivel mundial la brecha de equidad de género y poco se está hablando al respecto. Por el impacto de la pandemia las mujeres están perdiendo sus empleos a ritmos mucho más acelerados que el de los hombres.
Se estima que las mujeres representan dos quintas partes de la fuerza laboral a nivel mundial, sin embargo, han sufrido más de la mitad de la pérdida total de empleos a causa de las crisis de salud y económica que convergen actualmente. Esto ha dejado a las mujeres 1.8 veces más vulnerables al impacto de la pandemia que a los hombres (McKinsey Global Institute, 2020).
¿Por qué está sucediendo esto? En principio podemos identificar la mezcla de dos grandes factores. El rol de “cuidadoras” que injusta y de forma desproporcional se ha cargado a las mujeres; y, el tipo de empleo que desempeñan, es decir, trabajos informales y de bajo nivel de contribución. Veamos cada uno de estos:
El cierre de estancias, guarderías y escuelas, aunado a la vulnerabilidad de las personas mayores, significó el colapso del sistema de apoyo de muchas mujeres. Para que la vida funcionara, muchas mujeres contaban con dejar a sus hijos en la escuela por la mañana y posteriormente clases extracurriculares o estancia vespertina donde los hijos podían hacer sus tareas, en otros casos, el apoyo de los abuelos en el cuidado de los hijos en horarios extraescolares era fundamental. Al momento que todo cerró, y los abuelos tuvieron que refugiarse en sus hogares sin recibir siquiera a sus hijos o nietos, hizo que todo se viniera abajo. Al principio, muchos empleadores fueron flexibles en estos temas tanto para quienes podían trabajar desde casa, como para aquellas mujeres que tenían que trabajar de forma presencial ofreciendo flexibilidad de horario, no obstante, pareciera que mucha de esta flexibilidad, en aras de retomar a la “nueva normalidad”, se ha ido reduciendo dramáticamente.
Por otro lado, a causa de la crisis económica que la pandemia detonó en muchos países (o ahondó, como en la mayor parte de los países latinoamericanos), se han perdido muchos empleos de forma dramática. Tan solo en México, en marzo, abril y mayo, se perdieron en total 1 millón 30 mil 366 empleos formales (IMSS, 2020), en el mismo lapso la pérdida de empleos sumando formales e informales en el país fue de 12 millones 180 mil (INEGI, 2020), y, ¿qué tipo de puestos y población ha sido la más afectas? Los sectores en los que se registra la mayor cantidad de despidos son comercio, servicios y turismo, en donde las mujeres han sido las más vulnerables con una tasa de desempleo que fue de casi el doble que la de los hombres (INEGI, 2020). En un mercado laboral sesgado en el cual las mujeres realizan más de los empleos en servicios y ventas minoristas de menor ingreso, esto no debiera sorprendernos.
Es urgente abrir esta conversación y aplicar medidas inmediatas para evitar que se agrave aún más la brecha de equidad de género y las divisiones entre las oportunidades de empleo de hombres y mujeres. Estamos en un verdadero punto de quiebre; los horarios flexibles y el normalizar el trabajo desde casa no debe ser visto como elemento de “cultura” o “experiencia del colaborador”, debe ser vista simple y llanamente, como una obligación hacia la equidad de género. Y aun así, casi un 38% de las mujeres que trabajan tienen que estar presencialmente en su sitio de trabajo, por lo cual no les es posible laborar de forma remota (WSJ, 2020)… así que, ¿cómo vamos a empezar a trabajar de inmediato en todo esto? No hacer nada, en definitiva no es una opción.
Epílogo.- Todo esto es desproporcional, inexcusable e irritante.
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Rogelio Segovia es fundador de Human Leader Contacto: rogelio@humanleader.mx
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