Hace unos días dialogué con una persona acerca de liderazgo, desempeño y planes de carrera. La conversación nos llevó al 9-Box, una herramienta utilizada para “mapear” o evaluar, a través de una gráfica de nueve cuadrantes, el desempeño y potencial de los empleados de una organización, en algún momento de la charla, mi interlocutor me preguntó qué es lo que hace que una persona que es considerada de alto desempeño en una organización, pueda convertirse al paso del tiempo en una persona de bajo desempeño.
Cabe recalcar que no nos referíamos a las “eternas promesas”, es decir aquellas personas que muestran habilidades y competencias tempranas pero que nunca llegan a tener un desempeño sostenido, ¡No señor!, nos referíamos a verdaderos super estrellas con fuerte impulso y cualidades demostradas a través del cumplimiento sostenido de objetivos y que de repente (de repente es un decir) presenta un desempeño muy pobre y limitado.
El ejemplo que vino a mi mente poco después de esa conversación fue el actual desempeño de la scuderia de il cavallino de la Formula 1, la Scuderia Ferrari; el equipo activo más antiguo del máximo campeonato de deportes de motor, y el que ha conseguido más victorias, campeonatos de pilotos y campeonatos de constructores vio a sus dos pilotos luchando en el Gran Premio de Bélgica, palmo a palmo entre ellos… por la posición número 13.
Su piloto estelar, Sebastian Vettel, que en cualquier 9 Box con sus 4 títulos, 57 poles, 120 podios y 53 victorias hubiera sido considerado un HiPo (High Potencial / High Performance), en la actual temporada está en la posición número 13, un lugar que en cualquier organización líder en su industria seguramente lo recalibrarían como un LowPo (Low Potencial / Low Performance) y se empezarían a plantear la viabilidad de mantenerlo en las empresa (de hecho, muchos ya se lo cuestionan con respecto a Vettel en Ferrari).
—¡Momento!— me dirán algunos, —Pero no es lo mismo, Vettel no es el único responsable de la debacle.
—¿Ah no?, ¿por qué no es lo mismo— preguntaría en la hipotética conversación.
—Pues… Porque es obvio, este es un equipo deportivo, los resultados no dependen exclusivamente de él. Ha sido una seria de decisiones desafortunadas. Empezando por el trabajo de planeación del equipo, Ferrari buscaba mas carga aerodinámica, pero al llevar el carro a la pista vieron que no estaba funcionando como se mostraba en el diseño de fábrica. Fue principalmente una mala correlación entre el diseño y la pista. El mismo director del equipo señaló que todo lo desarrollado en planta fue demasiado frágil en términos de robustez aerodinámica al estar ya en pista— concluiría triunfante, y con suficiente razón, mi hipotético interlocutor en defensa de Sebastian Vettel.
Entonces, ¿por qué en las empresas cuando un HiPo tiene malos resultados lo mandamos a la casilla de bajo desempeño y se empieza a considerar su posible despido?, ¿es solo responsabilidad de la persona?. Hablamos que una organización, una empresa es una gran familia, que los logros son de todos, que es un sistema de valores compartidos, pero al momento que las cosas van mal con uno de los colaboradores es momento de… ¿exactamente de qué?
A veces, es más sencillo separar a una persona de una organización que preguntarnos, o mejor dicho preguntarle (y escucharle) al colaborador, qué es realmente lo que sucede.
Epílogo.- “Todos asumimos la responsabilidad de esta situación. Yo lo tomo como jefe de equipo así como todos los que trabajan en Maranello hacen lo propio. Estamos todos en el mismo barco. Aunque el equipo está en medio de la tormenta, estamos muy unidos”. Mattia Binotto, Director de Equipo de la Scuderia Ferrari en Fórmula 1.
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Rogelio Segovia es fundador de Human Leader Contacto: rogelio@humanleader.mx
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