Aunque uno pudiera creer que son difíciles de identificar, la verdad es que no lo son tanto. Son petulantes al caminar, volátiles, explosivos y groseros, pero sobre todo, presuntuosamente exigentes. “¿Qué si en ocasiones soy exigente y me gusta que las cosas se hagan a mi manera?; sí y sí; no espero menos de la gente” suelen ufanarse cuando se les cuestiona al respecto.
Las empresas no son democracias, y las estructuras jerárquicas en una organización son difíciles de erradicar (solo hay un director general, los incrementos salariales no se definen por aclamación popular y en cuestiones relevantes siempre alguien tiene la última firma). Por naturaleza la estructura típica de una empresa se asemeja más a una autocracia que a otra cosa, pero eso no significa que los líderes deban comportarse como dictadores o tiranos. En un mundo donde tan solo el 22% de los empleados están de acuerdo con el tipo de liderazgo de su organización (Gallup, 2019) el rol del jefe tirano debiera ser revisado con mayor detenimiento.
Si consideramos que apenas el 13% de los empleados a nivel mundial afirma sentirse comprometido con su empresa (Oxford Economics, 2020) y que los bajos niveles de compromiso de los colaboradores tiene un costo por baja de productividad de casi $3,000 dólares por empleado al año(Gallup, 2019), la pregunta es, ¿por qué las organizaciones mantienen a sus pequeños tiranos dentro del organigrama? Básicamente porque aunque se les identifica como tiranos, se presume que consiguen mejores resultados, y más rápido; aunque las investigaciones llevadas hasta la fecha han desestimado que los jefes tiranos obtengan mejores resultados “la productividad puede aumentar en el corto plazo, pero con el tiempo el desempeño del personal o del equipo se deteriora y la gente renuncia” (Greenbaum, 2019).
Pero, ¿cómo identificar a los pequeños tiranos?, son audaces, confiados y seguros de si mismos, suelen tomar decisiones de manera rápida y decidida, tienen el control de todo y vigilan, de forma déspota y grosera, que las cosas se cumplan como lo ordenaron, no aceptan opiniones ni escuchan razones, y sobre todo: son roba-ideas y no saben delegar.
¿Es una cuestión de genero o de nivel jerárquico? Todo parece indicar que no, un estudio llevado a cabo en 2015 (Abusive Supervision: A Meta-Analysis and Empirical Review) sugiere que tanto hombres como mujeres tienen la misma probabilidad de ser tiranos en cualquier nivel de gestión.
¿Qué hacer cuando tu jefe es el pequeño tirano? No es una respuesta fácil, una cualidad de los pequeños tiranos es que su comportamiento es tan sutil que no llega a considerarse acoso laboral, sin embargo hay tres cosas que puedes poner en práctica. Primero, concéntrate en tu trabajo y en tu desempeño mas que en tu jefe, o dicho de forma coloquial: ignóralo; no le des acceso a tu espacio emocional. Segundo, establece limites verbales y corporales, es decir, evita contraer o encoger tu cuerpo cuando estes en su presencia y procura tener conversaciones asertivas (firmes, pero respetuosas) donde le hagas ver las actitudes que te molestan y que no estas dispuesto a tolerar. Y finalmente, involucra a recursos humanos o a los superiores de tu jefe acerca de esta situación cuando no haya nada mas que hacer. Procura documentar y explicar claramente como te hacen sentir este tipo de comportamientos.
Epílogo.- Una característica importante de los pequeños tiranos, es que suelen creer vehementemente en ellos mismos, en sus decisiones y su forma de ser. Es un tipo de comportamiento no premeditado del cual se sienten orgullosos y seguros de estar haciendo las cosas de forma correcta.
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