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El aburrido mundo de los objetivos anuales de desempeño.


Septiembre, 2019.- En cualquier sala de juntas de cualquier empresa.- El equipo de trabajo lleva ya mas de una semana reunido alrededor de una hermosa mesa de madera de roble rectangular. Por momentos solo se escucha el tenue sonido del aire acondicionado de la sala de juntas, acompañado por el constante aporreo de dedos sobre los teclados de las computadoras de los asistentes; en otros momentos se escuchan múltiples conversaciones sobre proyecciones de tablas y graficas en una inmensa pantalla. Todos ellos ejecutivos del equipo de liderazgo de la empresa. Algunos están en mangas de camisa y sus sacos descansan sobre el respaldo de las ergonométricas sillas de malla color negro, mientras otros llevan ya los puños de la camisa arremangados. Han invertido más de 60 horas en las últimas semanas. La fecha límite para terminar el Plan Anual 2020 está próxima. Hay que tenerlo listo un par de semanas antes de la junta del Consejo de Administración de la empresa para su autorización, y a principios de octubre habrá que comunicarlo al resto de la organización para los planes departamentales y sobre todo, los objetivos anuales de desempeño de cada uno de los miles de colaboradores de la organización (cascadeo es el nombre de ese juego)

 

Noviembre de 2019.- Se presentan los primeros casos de una “neumonía atípica” en Wuhan y el 31 de diciembre la Comisión Municipal de Salud de esta ciudad confirma formalmente a la Organización Mundial de la Salud la presencia de casos de neumonía de etiología (causa) desconocida. El 12 de febrero de 2020 la OMS convoca en su sede de Ginebra un foro de investigación e innovación para evaluar esta nueva enfermedad y es en ese foro donde se le otorga el nombre de COVID19, el cual se forma de las palabras "corona", "virus" y “disease” (enfermedad en inglés), mientras que 19 representa el año en que surgió.

 

Julio 2020.- En su reporte más reciente el Fondo Monetario Internacional estima que la economía de México se contraerá un -10.5% en 2020. De acuerdo al INEGI la actividad económica del país en el mes de abril cayó -17.3% respecto al mes previo y -19.7% en términos anuales. Las empresas luchan por su supervivencia mediante recortes salariales, disminución de la planta laboral y dolorosas medidas de contención de gasto en innovación, capacitación y desarrollo.

 

En un mundo empresarial que hasta 2019 se definía a si mismo como agile (ágil) y VUCA (acrónimo en ingles de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) a un mundo 2020 convulso, distanciado y asustado ¿tiene sentido esbozar planes más allá de un par de meses?... ¿lo tenía incluso en 2019? Todo parece indicar que no.

 

De acuerdo a Gallup (2019) la practica empresarial de llenar formularios por todo, las brechas en organigramas, poca individualización y revisiones anuales de desempeño, reflejan viejas prácticas de gestión. Buckingham y Goodall (2019, Nine Lies About Work) señalan que la idea de que el mejor plan y los mejores objetivos siempre gana es un mito, ya que generalmente suelen ser demasiado generales, se vuelven rápidamente obsoletos, y resultan frustrantes para quienes deben ejecutarlos, los planes u objetivos no nos dicen a donde ir, solo nos ayudan a entender donde estamos. Finalmente el General McChrystal (2015, Team of Teams) argumenta que nuestro mundo actual está lleno de cambios rápidos, impredecibles e interdependencias complejas donde los modelos de planeación tradicional han quedado obsoletos, amen que nunca fueron lo suficientemente rápidos para la toma de decisiones.

 

El futuro del trabajo que imaginamos a principios del 2020 ya no es el mismo seis meses después, y aunque la discusión acerca de la efectividad de planes empresariales y objetivos de desempeño anualizados no son nuevos (al igual que el teletrabajo, o flexibilidad de contratación laboral entre otros), este es un buen momento para hacer un verdadero cambio y transformar las viejas prácticas de administración de planeación de objetivos anuales de desempeño por conversaciones con objetivos continuos e inmediatos que permitan una interacción más cercana entre jefe-colaborador.

 

Epílogo.- Sí con las VUCAs; los agile y sobre todo el mundo empresarial Post-COVID19 ya superamos el tabú del teletrabajo (¡No se puede!; ¡A mi no me funciona!; ¿En mi empresa?, ¡ja! Nosotros somos diferente); estamos en proceso de romper el mito de que para llegar a posiciones de alta dirección hay que hacer una larga carrera dentro de una misma empresa, terminemos definitivamente con la práctica de definir objetivos anuales de desempeño. Esto es una perdida de tiempo y energía, y a la mayoría de los colaboradores este proceso no les gusta y como apunté lineas arriba, trabajemos con conversaciones francas y cálidas y con objetivos continuos e inmediatos.

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Contáctame: rogelio@humanleader.mx

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