¿La cultura organizacional puede determinar el éxito de una empresa? Definitivo, la cultura de la empresa determina el éxito de una organización al igual que puede socavarlo, pero en el afán de otorgar un halo de misterio metafísico a la cultura de una organización nos hemos olvidado de verlo desde un punto de vista pragmático, y cada vez es más complejo entenderla y administrarla (si, administrarla)
Hace unos días leí una entrevista que hicieron al CEO de una de las empresas más grandes del mundo en servicios de reclutamiento. Una de las preguntas iba relacionada a qué sucederá con la cultura en las empresas en el mundo laboral Post-COVID19 que estamos viviendo. El Ejecutivo afirmó que la cultura de una empresa es igual a proximidad física o social, por lo cual él se hacía la pregunta: ¿qué pasa con la cultura de una compañía al momento que existe distanciamiento físico? para de inmediato responderse a si mismo, “al estar con colegas, te alineas, compartes muchas cosas. Cultivas tus valores, cultivas tu propósito. Si estás solo de manera permanente, no sé cómo puedas cultivar eso. Es como la amistad y el amor. No puedes cultivar amistad y amor sin presencia (física)”
Ese ha sido, quizá, el error más grande que se ha cometido alrededor del concepto de cultura organizacional. Se le ha querido homologar tanto al concepto antropológico de cultura (sistema de valores compartido incluyendo su forma de pensar, sentir y actuar) que hemos olvidado que la cultura organizacional es una evolución de la teoría clásica administrativa (estructura, de enfoque normativo y prescriptivo) que una organización debe tener para lograr la eficiencia. Si continuamos percibiendo la “cultura organizacional” desde una perspectiva antropológica, corremos el riesgo de socavar el éxito de una organización ante eventos imprevistos (como lo es ahora el COVID-19) por aferrarnos a elementos como espacios (oficinas) y proximidad física.
La cultura de una organización no se puede comparar con el amor o la amistad, la cultura de la empresa debe servir para lograr una implicación personal de los empleados a través del sistema de pertenencia más allá de la disciplina y de los procedimientos formales (elementos de la teoría administrativa). Bajo esta perspectiva, la cultura es una forma de legitimar el control y gestión organizacional a partir de elementos coherentes, manejables y ligado a valores de personas (colaboradores) que pertenecen a diferentes matices culturales, cuya permanencia es de carácter transitorio, por razones pecuniarias y reglamentada por instrumentos legales.
Si entendemos así la cultura organizacional, esta ayudará a determinar y potenciar el éxito de una empresa y sus colaboradores, adaptándose de forma ágil y eficaz a los cambios oscilantes y flexibles del mundo actual.
Epílogo. La proximidad social seguirá siendo importante, definitivo, pero eso (al igual que los espacios físicos) tampoco es la cultura de una organización.
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