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Mamás y trabajo.

 “La frase 'madre trabajadora' es redundante”

   Jane Sellman

 

A medida que las mujeres continúan rompiendo el techo de cristal, es decir superando barreras que les impide seguir creciendo en el mundo laboral, aquellas que son madres tienen que llevar a cabo, de forma simultánea a su trabajo, tareas domésticas en sus casas.


De acuerdo a una encuesta llevada a cabo en los Estados Unidos por Gallup en 2019 a mujeres heterosexuales, con empleo de tiempo completo, hijos menores de 18 años y que viven con su pareja arrojó que las mujeres tienen más responsabilidades domesticas que su pareja. Estas responsabilidades van desde lavar la ropa, limpiar, comprar comestibles y preparar comidas, hasta planificar actividades familiares y cuidar a los niños.

 

Katrine Marçal, periodista y escritora sueca, en su libro “¿Quién le hacía la cena a Adam Smith”? señala que el constructo social actual obliga a las mujeres a esforzarse más para demostrar que están comprometidas con el trabajo al mismo tiempo que se les juzga en función de su capacidad para mantener en orden el hogar y la familia. Encima —continua Marçal — el conflicto resultante entre la vida laboral y familiar es un asunto que atañe exclusivamente a la mujer.

 

En México hay casi 16 millones de madres trabajadoras, lo que representa un 72.9% de la población femenina económicamente activa del país (INEGI, 2018), y aún así se encuentra muy permeado el pensamiento tradicional (no solo en hombres, también en las propias mujeres) de que la mujer debe elegir entre su familia y su trabajo. Incluso todavía se condena a las madres de familia que buscan sobresalir en el mercado laboral como egoístas, antinaturales e incluso peligrosas para sus hijos y la sociedad (Wilson, 2006).

 

Quizá muchos de estos sesgos hacia las madres trabajadoras (aclaración de interés: soy hijo y esposo de madres trabajadoras) se debe al erróneo pensamiento que la responsabilidad del hombre en la casa (independientemente de que ambos trabajen) se circunscribe a cuidar el jardín y lavar el carro.

 

¿Pero acaso el ser madre y trabajar es incompatible?; por supuesto que no. Pero si pensamos que el hecho de que una mujer sea exitosa en su rol como profesionista y como madre depende netamente de ella misma estamos, nuevamente, cayendo en antiquísimos sesgos. El éxito para que una madre sea exitosa en su trabajo y en su familia, depende de las redes de apoyo con que cuente. Típicamente los sistemas de apoyo familiar han girado en torno al hombre, ya que el rol de las mujeres se circunscribía a “kuche, kirche und kinder” frase alemana para la cocina, la iglesia y los niños (Poduval, 2009). Pocos países, como lo es Suecia, han estructurado sus leyes, políticas públicas de gobierno e infraestructura a apoyar el desarrollo e independencia laboral y familiar de la mujer.

 

Como padres de familia y líderes de empresa ¿cómo podemos colaborar?; para empezar, por desterrar el juicio o conversación de que “el hombre ayuda en la casa y con los hijos”. El rol y responsabilidad del hombre en el hogar, lavar la ropa, limpiar, comprar comestibles y preparar comida y cuidar a los hijos, es exactamente igual al de la mujer. En las organizaciones debemos empezar por crear redes y esquemas que apoyen a la mujer en su transición del embarazo a la maternidad, como lo son esquemas flexibles que permitan el retorno moderado al trabajo después de la maternidad, normas que faciliten la lactancia, permisos por enfermedad de los hijos, etcétera.

 

En el mundo de hoy, el que una mujer trabaje o no, debe obedecer exclusivamente a una decisión personal. La responsabilidad del gobierno y sociedad, es proporcionar las herramientas para que logren un correcto balance entre su vida laboral y familiar.

 

Epílogo.- No se trata de ayuda o protección. Se trata de equidad.

 

_______

Contáctame: rogelio@humanleader.mx

Comentarios


  1. Ser mujer y madre es un gran reto que puede acabar sobrepasando la resistencia mental y física de las mujeres que están en esa situación. Pedir ayuda es lo más aconsejable en esos momentos donde una no puede más. Conciliar la maternidad con tu vida laboral es complicado y más si surgen problemas con los que no contabas.

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