#MiercolesDeFilosofía
Los cambios que suceden en una organización ¿están determinados por factores endógenos o por factores exógenos?
Desde una perspectiva biológica, los organismos no sufren cambios por la interacción que tienen con su medio (factores exógenos). Es decir, cualquier cambio que sufra un organismo, se produce exclusivamente por su organización estructural; los cambios estructurales que se gatillen en el organismo por su interacción con factores externos suceden solo porque el organismo tiene ya determinado el cambio. A esto se le llama determinismo estructural.
¿Cómo vemos esto en la cultura de nuestras organización o empresa? Lo primero es partir de un punto que, aunque claro, debemos cuidar no obviar. “Una organización no es un sistema vivo aunque resulte de la interacción de los seres humanos, Una organización es un sistema de procesos entrelazados en los cuales se conserva una cierta configuración de relación entre los componentes que lo realizan. Con las conductas y relaciones de las personas que lo integran” (Maturana, 1973). De lo anterior colegimos que una organización “no es” un ser u organismo biológicamente vivo; pero también podemos apuntar que una organización “si es” un ente integrado por sus empleados (seres humanos).
En ese sentido ¿qué es lo que gatilla los cambios estructurales en la cultura de una empresa?
Desde una postura reduccionista se puede plantear que o son: (i) los factores externos (tales como los económicos, políticos o sociales) los que influyen y adaptan la cultura de la empresa; o, que son: (ii) factores internos (adaptación, participación, compromiso y formación de los empleados) los que determinan la evolución de la cultura en una empresa. Desde una postura ecléctica afirmaríamos que la cultura cambia de manera natural (Febles, 2008) en respuesta a las transformaciones que se producen en la empresa, en sus miembros o en su entorno (Hodge, Anthony y Gales, 1998), al ser un producto de doble proceso: de importación cultural desde el entorno social de la empresa (aculturación) y de construcción desde dentro (Kaufmann, 1993).
De lo anterior, y dado que una organización “no es” un ser vivo, podemos afirmar que la cultura de una empresa no está sujeta a un determinismo estructural, sino al contrario, la cultura de una empresa es relativista, es decir, no es mas que el resultado de sus condiciones naturales e históricas, las cuales “tienen su propia historia única, parcialmente dependiente del peculiar desarrollo interno del grupo social, y parcialmente de las influencias ajenas a las que ha estado sujeto” (Boas, 1947) por lo cual, al momento de caracterizar la cultura de una empresa debemos invariablemente considerar el contexto y circunstancias externas e internas bajo las cuales desarrolla su actividad.
Foto: Tomada de internet.
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