Recientemente adquirí vía on-line dos libros de panadería de masa madre en papel (no digitales). Me di a la tarea de buscar el mejor el mejor precio entre cuatro opciones de librerías con entrega en territorio nacional; dos de ellas mexicanas y las otras dos extranjeras (con importación y entrega en el país)
¿El resultado de mí búsqueda?; Compré los libros en dos establecimientos distintos, uno libro a Amazon USA (entregado por Amazon México) y el otro a Casa del Libro de España.
Esta mezcla era más económica considerando los gastos de envío por separado (en lugar de comprar a un solo proveedor y hacer solo un pago de envío) y de importación (incluso mas económica que comprarlos en la sucursal física de los establecimientos mexicanos...suponiendo que los tuvieran en existencia)
De esta sencilla pero poderosa experiencia me surgieron muchas preguntas:
¿Qué tan conscientes son las empresas mexicanas del abanico de opciones de compra del consumidor mexicano?; ¿Qué tan conscientes somos los consumidores mexicanos de las opciones que tenemos frente al comercio electrónico por una parte, pero sobre todo frente al libre comercio?; pero quizá dos de las más importantes:
¿Cómo nos estamos preparando como País para apoyar y habilitar a nuestros empresarios frente a los retos del comercio electrónico y del libre comercio?; es cuestión de años (¿quizá una década?; ¿un poco más?) para que fenómenos como el que se presenta actualmente en Estados Unidos con el cierre o quiebra de minoristas (Sears y Toys “R” Us recientemente se declararon en banca rota; otras empresas icónicas como J.C. Penney, RadioShack, Macy’s, Payless y Sports Authority han cerrado sucursales y enfrentado procesos de reestructura).
Pero sobre todo, ¿Qué queremos los mexicanos como consumidores y cómo ciudadanos?
Epílogo.- Me queda claro que el ejercicio no es representativo, entre otras cosas, por el volumen y por el tipo de producto, pero no por ello deja de ser interesante.
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