Hace algunos días, muy temprano después de correr y mientras estiraba en una zona comercial al poniente de la ciudad, a un costado de unas tiendas aún cerradas escuché una voz de mujer detrás de mi saludando de manera cortes y alegre:
—Hola chef, ¿qué haces por estos rumbos?—
Voltee sonrojado para saludar y ver de quien se trataba al tiempo que me percataba que no se dirigía a mi, sino a una persona que estaba esperando la apertura de una tienda de cacao, coberturas, confitería y sucedáneos...
Fue tan sublime.
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