Este texto presenta numerosas variaciones culturales, que deben estudiarse en detalle antes de ser abordadas en una organización determinada.
A través de este texto, abordaremos el uso y
abuso que se presenta en el uso del término cultura y las permutaciones que éste
concepto ha experimentado. Considero pertinente, antes de ahondar en el tema de
cultura, entender el concepto y su significado.
No podemos obviar que el lenguaje es evolutivo, a veces dinámico, pero a veces retraído. Con el paso del tiempo los conceptos van adaptándose y transformándose, y el termino cultura no escapa de ello. Es evidente que encontraremos muchas y muy variadas definiciones de este concepto; tenemos un prisma o abanico de opciones, por lo cual, y para efectos de este texto, me permitiré seleccionar y trabajar con algunas ideas que, en particular, me parecen bastante ilustrativas.
No podemos obviar que el lenguaje es evolutivo, a veces dinámico, pero a veces retraído. Con el paso del tiempo los conceptos van adaptándose y transformándose, y el termino cultura no escapa de ello. Es evidente que encontraremos muchas y muy variadas definiciones de este concepto; tenemos un prisma o abanico de opciones, por lo cual, y para efectos de este texto, me permitiré seleccionar y trabajar con algunas ideas que, en particular, me parecen bastante ilustrativas.
Cultura deriva del latín colare, se asocia con el cultivo y la agricultura, de hecho, la
Real Academia Española define cultura en su primer acepción como cultivo, y
posteriormente se refiere a ella como el “conjunto de conocimientos que permite
a alguien desarrollar su juicio crítico / conjunto de modos de vida y
costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico,
industrial, en una época, grupo social, etc.[1]”
mientras que Malvin Harris[2] señala
que cultura es el modo socialmente aprendido de vida que se encuentra en las
sociedades humanas y que abarca todos los aspectos de la vida social, incluidos
el pensamiento y el comportamiento.
El concepto de cultura está en plena
ebullición y ha tenido, a través del tiempo, una evolución radical (prefiero
utilizar el término evolución a cambio) incluso en fechas recientes la propia
RAE debate dentro de sus comisiones acerca del futuro de este término[3]. Tomemos
como el ejemplo lo que sucede en las empresas, hasta hace algunos años, se
hablaba de filosofía de empresa o modelos administrativos y de ejecución; ahora
hablamos de cultura organizacional, lo cual es una variante del termino
cultura, pero que a nuestro juicio, va en perfecta armonía con ésta, pues la
cultura organizacional va (sin que pretendamos en este momento intentar una
definición) enfocada no necesariamente al conocimiento, sino a las conductas
que precisamente caracterizan a una organización empresarial. Entonces, el debate se centra en cómo debemos
utilizar el término cultura, si por un lado evitar el trivializar o vulgarizar
el termino[4]; o, por
el otro, considerar esta discusión como un tema estéril que es tan solo
cuestión de léxico.
En este sentido, Seyla Benhabib, al hablar de
la cultura y sus permutaciones, advierte de las escaramuzas o guerras
culturales que pueden suscitarse por las reivindicaciones que distintos grupos
hacen respecto de su identidad cultural. [5] Para
esta autora, cultura se ha vuelto sinónimo de identidad, un indicador y
diferenciador de la identidad; donde lo novedoso no es la exigencia de estos
indicadores identitarios, sino que lo novedoso es que exigen el reconocimiento
legal y recursos por parte del Estado. Lo cual, en nuestros días, no debiera
sorprendernos, las organizaciones empresariales, han tomado el concepto de
cultura para definir su identidad y reconocimiento, sino por parte del estado,
si por parte de sus empleados, clientes y consumidores. Es de ellos de quienes
buscan los recursos, sustentando su nombre o marca, precisamente en esta
identificación e individualización de su cultura, es decir su forma de hacer y
conducir.
Dentro de esta evolución, Benhabib plantea
los movimientos de masas totalitarios de la Europa de las décadas de 1920 y
1930 y plantea si puede existir la “cultura de masas” (posteriormente, debemos
explorar con detalle, las similitudes entre la cultura de masas y la cultura
organizacional de las empresas), y trae a la conversación los atributos
negativos de la cultura de masas planteados por la Escuela de Frankfurt, a
saber: superficialidad, homogeneidad, reproducibilidad, falta de durabilidad y
falta de originalidad; siendo que esta cultura de masas no forma el alma ni
expresa el espíritu o el genio colectivo de un pueblo. Y aquí nuevamente vuelvo
a traer, de manera somera, la aparente similitud entre la cultura de masas y la
cultura de organizacional de las empresas; donde estas, las empresas, buscan
una homogeneidad y reproducibilidad inmediata en toda su organización,
obedeciendo esto a la dispersión geográfica que suelen tener dentro de un mismo
país e incluso en continentes diferentes. Esa homogeneidad y fácil
reproducibilidad les permite homologar procesos y conductas de los empleados,
para ofrecer productos y servicios de forma uniforme sin importar la región en
que se encuentren. Bajo esta última afirmación, podríamos discutir si la
homogeneidad y reproducibilidad (e incluso la superficialidad y falta de
originalidad, ya que en múltiples ocasiones se trata de rápidas adaptaciones e
implementaciones gestionadas, o forzadas, a través de reglamentos internos y
códigos de conducta de la propia empresa) son o no benéficas para las empresas;
o si tan solo son justificables mientras consigan la sostenibilidad de la organización
en el transcurso del tiempo.
Y no nos detenemos aquí, siguiendo con los
atributos negativos que la Escuela de Frankfurt menciona de la cultura de
masas, es decir, que ésta no forma el alma ni expresa el espíritu o el genio
colectivo de un pueblo, debemos preguntarnos si un empleado, al ingresar a una
organización empresarial a laborar, adopta plena y genuinamente la cultura de
dicha organización, o solo está siendo expuesto a una “cultura de masas” la
cual no forma parte de su alma ni expresa su espíritu, pero a la que le es
necesario adaptarse para preservar su fuente de empleo; si lo anterior fuera
cierto, ¿estaríamos hablando realmente de una cultura organizacional?, o, ¿tan
solo nos estamos remitiendo a un conjunto de normas y reglas que rigen el
actuar del empleado en sus horas de trabajo?; y en este último caso, ¿entonces podríamos afirmar que efectivamente
solo estamos vulgarizando y abaratando el término cultura?
Exploremos la pregunta que formule línea
arriba referente a si al hablar de cultura organizacional en las empresas no
nos estamos refiriendo solamente a un conjunto de normas y reglas que rigen el
actuar del empleado en sus horas de trabajo. La concepción igualitaria de la
cultura surgida de la antropología social consideraba que la cultura era la
totalidad de sistemas y prácticas sociales de significación, representación y
simbolismo que poseen una lógica autónoma propia.[6] No
podemos obviar que la cultura de las organizaciones se compone principalmente
de signos, símbolos, y lenguajes, es decir, logotipo, marca, misión, valores, etc.
esto con el fin de mantener la homogeneidad y reproducibilidad (atributos de la
cultura de masas que repasábamos líneas arriba) de la empresa.
Benhabib, al referirse a Terence Turner señala
que se corre el riego de esencializar la idea de cultura como la propiedad de
un grupo étnico o de una raza, de reificar las culturas como entidades
separadas al poner un énfasis excesivo en su carácter definido y delimitado; de
enfatizar demasiado la homogeneidad interna; y tratar a las culturas como
insignias de identidad grupal[7] sin
embargo; ¿no es esto lo que se busca maximizar en la cultura organizacional de
una empresa?. Es común que, en el ambiente empresarial, y específicamente, de
recursos humanos se busque una cultura diferenciadora de las demás, donde
precisamente enfaticemos la homogeneidad interna y los objetivos grupales sobre
las necesidades individuales; una cultura que nos identifique claramente del
resto, de la competencia, e incluso de otras organizaciones. Entonces, ¿Qué
debemos entender por cultura organizacional de las empresas? Aquí es donde deberíamos empezar a considerar
que el uso de la palabra cultura desde la perspectiva que da Benhabib y otros
autores, es opuesta, en el análisis filosófico y profundo, a lo que en el
ámbito empresarial se define como Cultura Organizacional. ¿Deberíamos cambiar
la epistemología actual respecto a las organizaciones empresariales?
Aquí debemos plantear si debemos empezar a
hablar de una multiculturalidad empresarial progresiva, donde los elementos que
antaño eran considerados conservadores, son ya inaplicables; y aquellos que se
criticaban como elementos de la cultura de masas, son ahora los diferenciadores
que pueden soportar la sostenibilidad económica de las organizaciones en el
transcurso del tiempo.
Entonces, si diéramos por validos los argumentos
anteriores, estaríamos a la puerta de nuevos planteamientos: ante una cultura
de homogeneidad interna y objetivos grupales que desestime las necesidades
individuales del empleado, podríamos estar generando colaboradores sin reflexión,
que no respeten las ideas contrarias, ni valorar argumentos o buscar puntos en común;
Podríamos estar generando una cultura empresarial en la que se censuran las
voces disidentes, donde se desincentive la individualidad y responsabilidad de
los empleados, es decir, una cultura empresarial de subordinación en la que
predomina la autoridad y la presión de los pares[8].
Este artículo fue desarrollado en el marco de la unidad “Estudios de la Cultura en el siglo XX” del Doctorado en Filosofía con acentuación en estudios de la cultura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Imagen: http://www.cartoonwork.com/details.php?gid=56&pid=1191
[1] RAE [en línea]. Recuperado el 17 de noviembre de 2017 de http://dle.rae.es/?id=BetrEjX
[2] Harris, M
(2004) Teorías sobre la cultura en la era
posmoderna, Barcelona: Critica.
[3] Fundéu
BBVA (2008) [en línea]. Recuperado el 17 de
noviembre de 2017 de http://www.fundeu.es/noticia/para-la-academia-espanola-el-termino-cultura-es-un-debate-real-1982/
[4] Para Antonio Muñoz Molina se debe evitar el riesgo de abaratar el
termino, “Usar una palabra, así como comodín tiene sus riesgos, mientras que,
para Álvaro Pombo, la discusión es innecesaria “Mi posición en esto es nula.
Para mí es un asunto anticuado que acabó en una cuestión de léxico.” Incluso
hay quienes consideran, como Emilio Lledó, que se debe abrir tantos matices
como sean necesarias, y así considerar que puede existir cultura del vino,
cultura de empresa, cultura de las drogas, etc. “Para mí, una idea muy fecunda
en este caso es la que aplicaban al término los griegos. Para ellos, cultura
tenía que ver con la actividad, con el movimiento, con la acción. Sé que es muy
difícil poder encerrar todo eso en una definición, pero deberíamos encontrar la
forma de destacarlo. Más en estos tiempos, cuando necesitamos como nunca dejar
de deambular y buscar derroteros”
Fundéu BBVA (2008) [en
línea]. Recuperado el 17 de noviembre de 2017 de http://www.fundeu.es/noticia/para-la-academia-espanola-el-termino-cultura-es-un-debate-real-1982/
[5] Benhabib,
S. (2006) Las Reivindicaciones de la
Cultura, Buenos Aires: Katz P.21
[6] Benhabib, S. op. cit., P.24
[7] Benhabib, S. op. cit., P.28
[8] Nussbaum, M (2010) Sin fines
de lucro, Madrid, Katz: P.82
Interesante. Como encajan estas definitions de cultura con los grandes imperios como Grecia de Alejandro Magno, Roma o actualmente las ciudades mas progresistas? En estas situaciones se acepta a individuos talentosos y motivados que vienen de fuera para que ayuden a la continuation y mejora del dicho imperio. Se busca la diversidad cultural, precisamente como un valor y al mismo tiempo se busca compartir ciertos valores comunes que terminan formando la cultura del Imperio. Aqui hay una decision consciente de ignorar ciertos aspectos culturales como la religion, costumbres familiares, higiene e imagen personal, entre otros. Tambien see decide remarcar otros valores que se espera tengan los nuevos reclutas tales como pensamiento metodico, ciencia, tecnologia, empuje empresarial y emprendedor, etc.
ResponderEliminarGracias Daniel por tu comentario.
EliminarMuy interesante me sirvió mucho para documentarme, ya que actualmente realizo un caso de estudio en la maestría sobre los tipos de cultura y sus antecedentes. Gracias, un gran saludo y abrazo!
ResponderEliminarGracias Elias. Saludos!
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