“Nuestras maletas maltrechas estaban apiladas en la acera nuevamente; teníamos mucho por recorrer. Pero no importaba, el camino es la vida”.
Jack Kerouac
Terminó el viaje, o para ser preciso, “estamos
iniciando nuestro descenso, favor de ajustar sus cinturones y plegar su mesa de
servicio”.
Ayer tuvimos la última sesión de grupo en el
camino para convertirnos en Coach
Ontológico por Newfield Network. Pero como acostumbraba decir Yogi Berra,
“esto no se acaba hasta que se acaba” y el fin será una vez que concluya, la
siguiente semana, la tercera conferencia internacional de la certificación.
Los “machacas”, mi querido equipo de
acompañamiento de aprendices radicados principalmente en Monterrey, tuvimos la
noche de anoche el cierre de actividades de nuestro sendero de aprendizaje. La
reunión fue la oportunidad de entregarnos mutuamente, de forma individual, dos
presentes: el regalo que cada uno de mis compañeros fue para mí; y, el regalo
que yo les entrego. En un momento éramos oferentes de los regalos, y en el otro,
receptores de los mismos.
Fue una sesión tierna, emotiva y cargada de
energía y significado. En mi caso, el ritmo y compás de las diferentes voces
que me hacían regalos, fueron un suave propulsor que me llevo a viajar, a
descubrir, a imaginar, a crear. Mientras escuchaba, con los ojos cerrados y el
corazón agradecido, el espacio dibujado en mi mente se fue iluminando y ampliando
con cada palabra, matizando de colores a cada frase, como un complejo código de
almacenamiento de un gran depósito. Si, como un gran depósito para guardar,
clasificar, y acudir, cuando sea necesario, a todas esas bendiciones, a todo
ese cariño, a toda esa gratitud.
Fue una manera, de soltar, de cerrar, de decir:
“hasta pronto mis muy queridos machacas”.
Epílogo.- Escribo y borro. Borro y escribo. Este
artículo, ni por mucho, alcanza a reflejar la gratitud que me invade. El dibujo
(es un decir), es acaso y de forma gráfica, un poco más elocuente.
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