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El miedo y la sabiduría.

“Comenzamos a ser testigos del retorno de la filosofía tradicional en todo el mundo, empezando por sus más venerables subcampos, como la ética”
   F. Jameson

Uno de los principales retos al comienzo del viaje de todo aprendiz de Coach Ontológico es aprender a desaprender, adquirir una nueva epistemología y aspirar a una sabiduría distinta a la que estamos habituados a perseguir; saber para servir a los demás. Queremos aprender para saber más, para tener más información y poder. Pero, ¿qué hacemos con esa información?; ¿vale la pena saber lo que sabemos?

Julio Olalla señala que “tener información es un elemento del saber, sin embargo, si esa información no se traduce en capacidad de acción, se convierte en una mera capacidad de repetir ciertas afirmaciones. Yo puedo estar informado sobre el amor, pero no experimento ese amor.

En nuestro camino al saber, debemos aprender a desaprender, superar los enemigos del aprendizaje. No obstante “lo que se aprende no es nunca lo que uno creía. Y así se comienza tener miedo. El conocimiento no es nunca lo que uno se espera” en este viaje he aprendido que el desafío más grande al que nos enfrentamos es el miedo.

Leyendo el libro “Las Enseñanzas de Don Juan: Una Forma Yaqui de Conocimiento” de Carlos Castaneda, encontré este texto acerca del miedo en el proceso del aprendizaje, que quiero compartirles.

— Cuando un hombre empieza aprender, nunca sabe lo que va encontrar. Su propósito es deficiente; su intención es vaga. Espero recompensas que nunca llegarán, pues no sabes nada de los trabajos que cuesta aprender.

Pero uno aprende así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más, y sus pensamientos se dan de topetazos y se hunden en la nada. Lo que se aprende no es nunca lo que uno creía. Y así se comienza tener miedo. El conocimiento no es nunca lo que uno se espera. Cada paso del aprendizaje es un atolladero, y el miedo que el hombre experimenta empieza a crecer sin misericordia, sin ceder. Su propósito se convierte en un campo de batalla.

Y así ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales: ¡el miedo! Un enemigo terrible: traicionero y enredado como los cargos. Se queda oculto en cada recodo del camino, acechando, esperando. Y si el hombre, aterrado en su presencia echa correr, su enemigo habrá puesto fin a su búsqueda.

— ¿Qué le pasa al hombre si correr por miedo?

— Nada le pasa con sólo que jamás aprenderá. Nunca llegará a ser hombre de conocimiento. Llegará hacer un maleante, o un cobarde cualquiera, un hombre inofensivo, asustado; de cualquier modo, será un hombre vencido. Su primer enemigo habrá puesto fin a sus ansias.

— ¿Y qué puede hacer para superar el miedo?

— La respuesta es muy sencilla. No debe correr. Debe desafiar a su miedo, y pese a él debe dar el siguiente paso en su aprendizaje, y el siguiente, y el siguiente. Debe estar lleno de miedo, pero no debe detenerse. ¡Esa es la regla! Y llega un momento en que su primer enemigo se retira. El hombre empieza a sentirse seguro de sí. Su propósito se fortalece. Aprender no es ya una tarea aterradora.

Cuando llegue ese momento vos oso, el hombre puede decir sin duda que ha vencido a su primer enemigo natural.

— ¿Ocurre de golpe, don Juan, o poco a poco?

— Ocurre poco a poco, y sin embargo el miedo se conquista rápido y de repente.

— ¿Pero no volverá el hombre tener miedo si algo pasa?

— No. una vez que un hombre conquistado el miedo, está libra de él por el resto de su vida porque cambio del miedo adquirido la claridad: una claridad demente que borra el miedo. Para entonces, un hombre conoce sus deseos; saben cómo satisfacer esos deseos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo. El hombre siente que nada está oculto.


Y así ha encontrado a su segundo enemigo ¡la claridad!


Imagen: kid tree of life de Jen Tilley

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