Al parecer la respuesta es no. O al menos no sería bien visto.
De acuerdo a una encuesta del periódico The New York Times y Morning Consult, hombres y mujeres aún no saben cómo trabajar juntos y los empleados se cuidan de tener reuniones de trabajo de con el sexo opuesto. La mejor estrategia descubierta hasta el momento: evitar a los compañeros de trabajo del sexo opuesto.
De acuerdo a una encuesta del periódico The New York Times y Morning Consult, hombres y mujeres aún no saben cómo trabajar juntos y los empleados se cuidan de tener reuniones de trabajo de con el sexo opuesto. La mejor estrategia descubierta hasta el momento: evitar a los compañeros de trabajo del sexo opuesto.
Cerca del veinticinco por ciento de los empleados encuestados consideran que resulta inapropiado tener una reunión de trabajo, dentro de las oficinas, con un compañero del sexo opuesto y dos terceras partes de los encuestados toman precauciones adicionales al interactuar con personas del otro sexo. Ir a cenar o tomar una cerveza, inimaginable.
Según Claire Caine Miller (@clairecm), corresponsal del NYT, especialista en equidad de género, familia y trabajo, los resultados muestran como el sexo es una parte implícita de nuestras relaciones laborales, y esto explica en parte porque las mujeres no tienen las mismas oportunidades laborales que los hombres.
La encuesta dejó al descubierto culturas laborales distintas. Mientras que un grupo de personas mencionaron que sus carreras dependen de reuniones uno a uno (sin importar si son del sexo opuesto); otros señalaron la precaución que tienen con gente del otro sexo. Hubo quienes señalaron que esta precaución o diferenciación se debe a la cultura que impera en sus trabajos, donde pueden ser acosados o acusados de acoso sexual. Las falsas acusaciones suelen crear daños irreversibles a la imagen pública de una persona.
Para evitar comentarios negativos, muchas personas optan por tener reuniones individuales en salas de trabajo abiertas y con ventanales o incluso ser acompañados por una tercer persona, pero nunca reuniones donde no estén en compañía de mas gente.
Lo cierto es que este tipo de diferenciación en las interacciones con personas del sexo opuesto, suelen ser discriminatorias y dejar a las mujeres con menor acceso a oportunidades de desarrollo laboral. La gente suele promover o contratar a aquellas personas con las que tiene mayor afinidad, el evitar reuniones laborales o sociales uno a uno con mujeres, las pone a ellas en desventaja.
Epílogo.- Definitivamente debemos seguir trabajando en la cultura de nuestras organizaciones para derribar barreras y proveer mejores oportunidades de desarrollo a todos nuestros Colaboradores. No todas las barreras obedecen a actos deliberados o de malicia, muchas son consecuencia de nuestra herencia así como el entorno social y laboral; y todos, dentro de nuestro ámbito laboral, podemos trabajar para cambiar de forma reflexiva estos comportamientos.
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