Ahora que el ánimo político entre dos naciones con profundos lazos históricos y estrechas relaciones pasa por un momento de incertidumbre y desazón, no pienso abonar a la diatriba con mi opinión.
Está vez me di a la tarea de intentar reconstruir el momento de la declaración formal de guerra que James K. Polk, presidente de los Estados Unidos de América hizo a México.
11 de mayo de 1846
“Sangre estadounidense, ha sido derramada en suelo estadounidense, México ha traspasado la linea divisoria de los Estados Unidos de América y ha proclamado que las dos naciones se hallan en guerra. Yo pido la acción pronta del congreso reconociendo la existencia del estado de guerra”
El Presidente de los Estados Unidos de América dejó sobre la carpeta de cuero que tenía en su escritorio el folio que había escrito hacía pocos días y hecho un nuevo vistazo a la nota. Quería asegurarse que no faltará nada. Esta vez no había dejado que ninguno de sus asesores le ayudará con este documento, su documento. El documento, y el Presidente lo sabía, no era más que una simple necesidad; pero era necesario para obtener mayores fondos por parte del congreso y el reconocimiento legal que tanto anhelaba.
Disfrutaba con parsimonia ese momento mientras jugueteaba con la pluma fuente entre sus dedos; con la mano que tenía libre, y cuidando de no manchar de tinta el folio, levantó el documento para revisarlo nuevamente a la luz de la pequeña lampara de aceite que reposaba sobre su escritorio.
De forma airosa y con verdadera solemnidad leyó por quinta o sexta ocasión el documento. Había sido a finales del ´44 cuando hizo aquella promesa, quizá la mas importante de su campaña y la que le había ayudado a vencer en definitiva a Henry Clay. Después de su derrota para la reelección a la gubernatura de Tennessee; seguida de una segunda derrota dos años después cuando volvió a postularse a dicha gubernatura le dejaba muy poco espacio para recuperar su brillante carrera política en la que muy joven había logrado un escaño en la cámara baja del congreso de su estado y había alcanzado la dirigencia de la cámara de representantes. << El nido del cual partirán los polluelos destinados a poblar América, el destino manifiesto de mi nación>> recordó.
Así que el así desconocido ex-gobernador de Tennessee había basado tanto la precampañas por su partido, como la campaña a la presidencia del país en el expansionismo territorial impulsado desde los tiempos de Jefferson, y particularmente anexión de del territorio de Texas a los Estados Unidos. Esto hizo que ganara popularidad rápidamente, y aunque el partido demócrata no comulgaba con esta estrategia, terminaron por entender la pasión que despertaba entre su electorado; y para evitar imputaciones de carácter legal a su promesa, había sustentado legalmente aquella iniciativa denostando el tratado Admas-Onis por el cual su país había cedido a España aquella porción de territorio.
Al aspira la tinta aun humedad sobre ese documento, recordaba en lenta procesión las burlas de sus correligionarios a su postulación.
— ¿Quién es James K. Polk? — Preguntaban con ironía y de forma repetitiva e incesante los miembros de su partido, al tiempo que lo acusaban de ser un títere de la escalvocracia sureña y su afán de destruir al país, llegando al extremo de entonar bromas con su apellido y la música de polka , tan popular en Washington por aquellos años. Sin embargo la negativa de Martin Van Buen de anexar Texas representó el suicido de este, y la salvación del ahora presidente, finalmente aquella semilla enferma había terminado por convertirse en el presidente nuez dura de los Estados Unidos de América; e iba en camino de cumplir no solo con la plataforma demócrata con que había sido electo, sino también alcanzando la realización de su sueño continental.
—Lo has logrado, joven nuez dura — se dijo así mismo el presidente de forma casi inaudible al tiempo que sumergía la pluma fuente en el pequeño deposito de tinta elaborado de plata mexicana al tiempo que rubricaba con orgullo en el documento dirigido al congreso del los Estados Unidos de América su nombre y fecha— James K. Polk, 11 de mayo de 1846.
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Este relato, aunque intenta recrear los hechos ocurridos en aquella fecha y está basado en documentos históricos, es una adaptación libre de tema del autor con fines de creación literaria.
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