“Nosotros tuvimos un capital social: Confianza, conocimiento, reciprocidad y normas compartidas que crearon calidad de vida e hicieron un grupo resilente”
Margaret Heffernan
El desarrollo del talento en las organizaciones es clave hoy en día. Es un tema en boga, incluso este 2016, según la revista Forbes, es el año del talento. La gestión del talento se basa en atraer, retener y desarrollar talento con el objetivo de lograr objetivos comunes en las organizaciones; es decir, tener la persona correcta, en el puesto correcto, en el momento correcto…y con la cultura correcta. El talento es el eje dinamizador de las organizaciones; la cultura es la base que la soporta. Pero… ¿ahí termina todo?
En su más reciente libro, Margaret Heffernan escribe sobre el elemento que a menudo se pasa por alto en una organización eficaz: el capital social.
No todo es tener al talento más competente; o más eficaz, también es de suma relevancia que tengan un sentido y objetivo en común, que compartan ideas y preocupaciones, es decir, que contribuyan al pensamiento del otro, ya que el capital social se encuentra en el corazón de la cultura.
Suele decirse que ni Messi, ni Ronaldo han ganado una copa del mundo con sus selecciones; sin embargo a nivel club han sido altamente exitosos por compartir determinadas cualidades con sus co-equiperos. Heffernan menciona un estudio llevado a cabo por el MIT, en el cual se comprobó que las organizaciones más exitosas no suelen ser aquellas que tienen a las mentes más brillantes; sino aquellos grupos que comparten tres cualidades.
1. Los miembros de los equipos se dan tiempo para hablar unos a los otros, sin medición de tiempo y sin desperdiciar nada de lo que alguna persona dijo.
2. Sensibilidad social. Los individuos están en alta sintonía unos con otros, aun a los cambios más sutiles en el estado de ánimo y en el comportamiento.
3. Los mejores equipos suelen tener diversidad de género.
Las organizaciones con capital social suelen ser productivas, tener fuertes niveles de empatía, honestidad y ser altamente creativas, ya que la creatividad requiere un clima de seguridad, pero sin creatividad social, la gente no suele arriesgar ideas frescas.
Pero el capital social no se trata solamente de camaradería o alegría. Se trata de trabajo y enfoque, pensamiento crítico y altos niveles de desacuerdo. Entienden que las ideas al nacer, suelen ser defectuosas, incompletas, o realmente malas.
En aquellas empresas que cuentan con niveles altos de capital social la consecución del objetivo primario es claro y común entre los miembros de sus equipos de liderazgo. No se dejan atascados entre sí, tratan de prevenir mutuamente los problemas antes de que surjan, y no dejan que sus compañeros se aíslen o claudiquen.
En conclusión podemos apuntar que “talento + cultura + capital social” suele ser la base del éxito de las organizaciones mas destacadas.
Epilogo Cultural.- La palabra talento proviene del latín talentum; y ésta del griego tálanton, que es el plato de la balanza y su peso. Los romanos calculaban el costo de las mercancías por medio de su peso (de ahí la palabra peso) es decir; de talentos (en el antiguo testamento un talento equivalía a 34 kg). El evangelio, en una de sus parábolas más importantes habla de los talentos (Mateo 25:14–30, Lucas 19:11–27); es decir de la inteligencia y de la aptitud.
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