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El peligro de creerse un charlatán.

Hace un par de semanas me hicieron llegar un artículo (2005) de la revista Harvard Business Review firmado por Manfred F. R. que no por antiguo, es menos interesante. En éste, el autor parte de una premisa por demás interesante. “El peligro de creerse un charlatán” (The Dangers of Feeling Like a Fake).

El artículo aborda a aquellos empleados con sólida formación académica, amplia experiencia laboral e incluso con trayectorias sobresalientes que creen ser unos impostores profesionales en sus trabajos por no estar cualificados para llevarlos a cabo. Y no se trata de una falsa modestia de los llamados “neuróticos impostores”. Ellos, con cada éxito que obtienen, están convencidos que se trató solo de una cuestión de suerte, y que difícilmente podrán mantener esa suerte y continuar engañando a todos, porque finalmente, la gente se dará cuenta que no están a la altura.

Esta suele ser una disfunción que encontramos en cualquier empresa y en cualquier nivel laboral y conlleva importantes prejuicios contra el empleado y la organización; ya que de manera involuntaria, el neurótico impostor sabotea a la compañía, pero incluso se sabotea él mismo, quizá de forma inconsciente, pero con importantes secuelas en la productividad de la organización y satisfacción de los compañeros de trabajo.

Los síntomas de del fenómeno del impostor o charlatán suelen ser:

- Miedo al fracaso.
- Miedo al éxito.
- Perfeccionismo
- Procrastinación
- Adicción al trabajo-

El motor principal de “creerse un charlatán” suele derivarse, de acuerdo al referido autor, del sobre-uso del ser perfeccionista.

Mi opinión.

Los perfeccionistas suelen ser personas que gustan tener el control de una forma determinada y es común que pierdan la compostura cuando las cosas no se cumplen como las han planificado y les cueste trabajo afrontar sus errores. Los perfeccionistas inhiben su creatividad y les preocupa lo que la gente pueda pensar de ellos.

Pero aunque el perfeccionismo podría verse como un rasgo positivo, su sobre-uso y explotación acarrea consecuencias sumamente dañinas que incluso puede llegar a generar en el individuo la creencia “del charlatán”, además debemos considerar que la mayoría de las personas suelen sentirse como impostores al enfrentar nuevos retos o posiciones. Con los primeros sentimientos o síntomas del charlatán impostor, el individuo debe llevar a cabo una auto-evaluación y procurarse el hábito de la paciencia y promover por sí mismo, o con ayuda de un tercero experto, un aprendizaje y cambio de conductas.

Sin embargo esto no siempre sucede, y como profesional de recursos humanos, debemos tener la capacidad de identificar, atender y limitar este tipo de comportamientos, así como el aprender a mitigar los daños a través de una supervisión constante no invasiva, una intervención apropiada con el soporte de un experto y un apoyo continuo de la organización al individuo.


Epílogo.- ¿Se siente usted como un charlatán?

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