Ir al contenido principal

La tolerancia como valor ciudadano.

“Lo que todos tenemos de bueno por igual, es que somos distintos”
Anónimo.

Hace un par de días la asociación de vecinos de la colonia donde vivo hizo a través de Facebook una breve pregunta para conocer la opinión de los vecinos respecto a instalar máquinas expendedora (“vending machine”) de golosinas, frituras y bebidas carbonatadas.

El tenor de las respuestas, que básicamente debía ser un “sí” o un “no”, en principio resultó ser enriquecedor para una mejor toma de decisión entre quienes les pareció una buena idea el tener la accesibilidad de adquirir ciertos productos sin salir del perímetro de la colonia; o quienes se inclinaban por el no al considerar que se fomenta el consumo de producto chatarra entre los menores con la eventual generación de basura y deterioro del aspecto visual de las áreas comunes.

Pero eso no fue todo; de repente el debate ya no se trataba de aprobar o no la instalación de una máquina expendedora, el debate era entre quienes defendían la comida sana versus la chatarra o viceversa con falacias que rayaban en el sarcasmo por medio de descalificaciones a estilos de alimentación. El colmo del desorden argumentativo llegó con opiniones de falsas analogías que en todo caso también solicitaban la ¿prohibición? Al consumo de carne dentro de la colonia pues “esta comprobadísimo” que causa cáncer.

¿En qué momento, este conjunto de vecinos como un pequeño ecosistema social de actividades y creencias más o menos similares, convirtieron una simple pregunta en un desparpajo de descalificaciones?; al final solo se trataba de votar la instalación o no de las mismas; contestar con un “si” o con un “no” y no el debatir sobre la diversidad o coincidencia de consumo.

Más allá de esta cotidiana anécdota, ¿por qué nos cuesta tanto ejercer nuestra tolerancia?, Si esto así es en temas pequeños; ¿qué será en grandes temas políticos, religiosos o sexuales?; a veces parecería que somos parte del público en una función de lucha libre y no ciudadanos pugnando por el respeto y encarecida defensa de lo que es diferente de lo propio. 

La construcción de puentes entre nuestras diferencias debe ser la norma de nuestro actuar no la violencia ni mucho menos el ignorarnos los unos a los otros, al final la “tolerancia debe ser el punto medio entre el despotismo y la anarquía” (J. Stuart Mill).

Epílogo.- ¿Y si empezamos por conocernos mejor?

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué debemos estudiar humanidades?

Foto: Internet. ¿Qué son las humanidades? Las humanidades  pueden definirse y por lo tanto estudiarse desde una perspectiva académica; una publica como política de gobierno; o, desde una clasificación gubernamental-estadística para fines laborales. Bod, R. al preguntarse [1] ¿Qué son las humanidades?; señala que estas “son como la noción de "tiempo" en San Agustín: si no preguntas, lo sabemos, pero si preguntas, nos quedamos con las manos vacías” pero también apunta que “desde el siglo XIX, las humanidades generalmente se han definido como las disciplinas que investigan las expresiones de la mente humana”. Esta vaguedad trae a la mente la definición de Heidegger [2] del "ser" ya que “no sabemos lo que quiere decir "ser"; pero ya cuando preguntamos ¿qué es "ser", nos mantenemos en cierta comprensión del "ser"” Entonces, ¿no se puede define que son las humanidades?  La mayoría de las definiciones se centran en las ra

Observo, luego existo.

“Abre tus ojos y tu corazón a todas las inquietudes humanas, ninguna es ajena al coaching” Julio Olalla. He iniciado un viaje; no un viaje cualquiera. Este viaje no requiere de maletas, reservaciones o pasajes de avión; es más, ni siquiera es necesario tomar el carro para llegar a algún lado. Y sin embargo este viaje es más complejo, escarpado, con pronunciadas hondonadas y trayectos estrechos que cualquier otro que recuerde; he iniciado un viaje al vientre de la ballena. Y a diferencia de Jonás que exclamó a los asustadizos marineros de la atribulada embarcación que amenazaba con naufragar: “Tomadme y echadme al mar”, en mi caso fue por voluntad propia que decidí dar el salto rumbo al vientre de la ballena; un viaje de 9 meses, con sus días y su noches.  He iniciado el trayecto del ACP-el arte del coaching profesional;  un programa de formación y certificación de coaching ontológico con Julio Olalla (newfield network) a través de un proceso de aprendizaje transformacional p

Vuelo privado con American Airlines

MONTERREY, N.L. Diciembre 10, 2014 (Sala de última espera del aeropuerto). —Todos los grupos pueden abordar ahora el vuelo 1272 con destino a Dallas, Texas— advirtió de forma divertida, pero protocolaria la representante de American Airlines; tomó con formalidad mi pase de abordar y pasaporte; escaneó el primero y levantó el segundo a la altura de mi rostro para cotejarlo. Terminada la rutinaria revisión me sonrió al tiempo que apuntaba —Bienvenido Señor Segovia— Recorrí de forma rápida el anden de abordaje encontrando a mi paso rostros que reflejaban una mezcla de diversión y sorpresa para llegar finalmente a la puerta del avión y confirmar que tenía un flamante, nuevo (y vacío -por cierto) Airbus 319 a mi entera disposición. Los tres sobrecargos, Cindy, Linda y Julio, me recibieron con sendas sonrisas, tomaron mi abrigo y cuando iba rumbo a mi lugar, me invitaron a tomar asiento en primera clase; un ascenso previamente autorizado por el piloto de la aeronave. Me s