“Cuando se trata de obtener el compromiso y la participación de los empleados, hay una cosa que los líderes tienen que demostrar: el respeto”
Christine Porath.
Por un lado: el objetivo principal de los empleados en las organizaciones es la movilidad económica que puedan llegar a tener en la empresa. Esta movilidad se logra a través de la meritocracia o cultura del esfuerzo (la cual podemos definir como el esfuerzo diligente y continuo para aspirar a escalar dentro de la clasificación jerárquica).
Por el otro lado: la alta dirección fomenta la cultura organizacional en sus empresas, la cual podemos entender como un estilo de vida con reglas pautadas y repetidas, con el fin de asegurar la sostenibilidad de la misma.
Así que: Para mantener una determinada cultura organizacional se requiere de empleados con determinadas competencias laborales y un objetivo común.
El equilibrio entre empleados y cultura organizacional se logra mediante la conexión psico-afectiva de vigor, dedicación y absorción entre empresa y empleado. Y es este estado mental en el que investigadores e instituciones han definido modelos de compromiso, los cuales han establecido que el trabajo debe ser una experiencia estimulante y enérgica, interesante y apasionante y el empleado persona optimista y auto-eficaz capaz de manejar los eventos que afectan sus vidas. En otras palabras, estamos cimentando la relación entre empleado y empresa en el respeto que se refleje en el hablar; permanecer y contribuir del individuo con sus pares y con su empresa.
Pero, el respeto, ¿lo damos por hecho que existe en nuestras organizaciones o lo pasamos por alto? El respeto debe empezar por la tolerancia a la diversidad de origen sociocultural de los individuos, el reconocimiento a nuestras diferencias y semejanzas, y terminar en el miramiento, consideración y deferencia hacia las personas.
El respeto es contextualizado como “el valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos” y este valor es apreciado y demandado por los empleados en sus organizaciones; de hecho un estudio reciente de Mercer llevado a cabo en 122 países para identificar los valores del compromiso concluyó que “El respeto es el factor con más impacto al momento de comprometerse con una empresa”
Si las empresas buscan construir y mantener el compromiso (engagement) entre sus empleados, debe otorgarse al respeto, un lugar fundamental en la escala de valores organizacionales de las empresas, logrando con esto y de forma casi natural una robusta cultura organizacional.
Y de forma por demás retórica, ¿cuántas de nuestras empresas tienen en su modelo de valores el "respeto" escrito como tal de forma principal?
Epílogo.- De acuerdo a Susan M. Heathfield (@SusanHeathfield) en su articulo “Cómo demostrar respeto en el trabajo” este puede llevarse a cabo de formas sencillas.
1. Tratar a las personas con cortesía, amabilidad y bondad.
2. Animar a los colaboradores y/o compañeros a que expresen sus opiniones e ideas.
3. Escuchar a los demás antes de expresar su punto de vista. Nunca hablar de más, o cortar otra persona cuando está hablando.
4. Utilizar las ideas de la gente para cambiar o mejorar el trabajo. En el caso del jefe, dejar que los colaboradores sepan que se usó su idea, reconocerlo y hacerlo público, o mejor aún, animar al autor/a de la idea a que la ponga en práctica.
5. No insultar jamás. No menospreciar o vejar a las personas o a sus ideas.
6. No criticar constantemente por cosas pequeñas, no menospreciar.
7. Tratar a las personas de igual forma, sin importar su raza, religión, sexo, edad o país de origen.
8. Proporcionar igualdad de oportunidades para los empleados para participar en los comités, grupos de trabajo o equipos de mejora continua.
9. Fomentar la alabanza y el reconocimiento de compañero a compañero, así como del responsable directo.
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