WASHINGTON, D.C. Octubre 25, 2014.
El mapa del tour de los autobuses turísticos “big bus” señalaba el punto ubicado frente al centro de visitas de la Casa Blanca como uno de los puntos de paradero de la linea roja. Una vez ahí, coincidí con Felipe (Mundo Deportivo) quien también esperaba el mismo autobús. Era el día previo al maratón del cuerpo marines de los EUA y el paseo era una buena opción para evitar caminar en demasía y así no fatigar las piernas un día antes, así que nos pusimos a platicar, y esperar…
Y esperamos 10 minutos.
Y esperamos 15 minutos.
Y esperamos 30 minutos y Felipe prefirió retirarse a su hotel.
Y esperé 45 minutos y el tráfico vehicular se fue reduciendo.
Y esperé 50 minutos; y policías en bicicleta empezaron a hacer cortes en la circulación y a restringir el paso a los peatones, un par de helicópteros efectuaban sobrevuelos en la zona y al poco tiempo aparecieron mas policías en patrullas para bloquear con sus vehículos las calles que cruzaban con la calle donde, desde una banca, “esperaba” mi autobús.
Pocos minutos después de una extraña calma, sin vehículos ni transeúntes, una larga procesión de vehículos negros con vidrios polarizados especialmente reforzados en el frontal empezaron su desfile. Tres vehículos utilitarios tipo SUV con militares armados que dejaban ver sus armas a través de las ventanillas que estaban totalmente abajo iban a la vanguardia; después cinco o seis vehículos similares sin que se pudiera apreciar a sus ocupantes seguidas por un par de ambulancias; en la retaguardia iban tres o cuatro camiones medianos con pequeñas antenas parabólicas en el techo.
Al final de ese día ya no pude tomar el autobús turístico, pero mi boleto me sirvió para conocer, en primera fila, la logística de transporte y seguridad de algún residente distinguido de esa casa presidencial.
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